SEMBLANZA AL POETA FRANCISCO CARO

PACO CARO, EL POETA MODERNO
Nadie diría que este profesor de historia –tal cual a la vieja usanza- acostumbrado al recoveco de los avatares bélicos, transformase su ventana reflexiva entre el ir y el venir de las tendencias y movimientos de nuestro pasado, en ese fluir lírico de una poesía hecha para el momento actual.
A veces he oído eso de que la poesía es historia o, tal vez, que la historia puede ser poética. Aquí, no debió ocurrir nada que retumbase entre el sonido irónico de revoluciones ideológicas, cambios de gobiernos políticos o cronologías medievales; aquí, había pluralidad acompasada entre versos libres de la infancia, reformadas métricas de la adolescencia y composiciones bien perfilados en una poesía moderna, actual y sentida para un buen poeta en tiempo de madurez: Francisco Caro.
Tal vez, nació para la poesía y no supo darse cuenta hasta la medianía de edad, cuando descubriendo un mundo de descanso, abría sus horizontes al verso más selecto y real.
Ahí recomponía experiencias vitales, ahí hacía que cada verso lanzase el mensaje del afortunado y en su primer libro “Salvo de ti” buscaba la eternidad de un inicio, cuando todo hacía vislumbrar un camino selecto.
Este manchego, nacido en Piedrabuena, donde otro gran poeta allí le marcase camino, pues seguro estoy que Nicolás del Hierro hizo, sin el ademán del sabio, reconfortar los primeros ritmos métricos a un Paco Caro inquieto y apresurado.
Entre sus obras, tal vez ese “Cuaderno de Bocaccio”, que recibiese el Premio Ciudad de Alcalá en el 2009, donde busca la esencialidad de la poesía.
Pero a mí me gusta “Calygrafías” porque nos hace reencontranos con nosotros mismos, sin que “Desnudo de pronombre” o “Las sílabas de la noche” dejen nada descuidado, en una poética impregnada de sentimiento, perfección y musicalidad.
Quisiera, por tanto, hacer semblanza final con este precioso poema de su última obra citada y cuyo título es Saber:
Sabe que ha de morir
esto yo que envejecee
escondido en mi nombre,
mas sigue amando, sabe
que amar es el secreto,
que la muerte no puede
tener
razón en todo.
Miguel Romero Saiz
Francisco Caro
Ese sonido invisible
De pronto, desde el silencio cometido,
como un vagido ancestral,
es un respiro
sentirte como Adonaís
en el epílogo.
Llegan noticias de tus versos,
en ángeles subidos,
y yo te entiendo desde la mañana,
desconocido…
¿Qué hacer después?
¿Acaso interpretar ese sonido
invisible? ¡Es un atino!
Así que voy feliz,
bailarina al sol, contigo y sin ti,
pero vestida de tus versos
en este retiro tocado
por tu voz y tu aliño.
Grisel Parera
Combate
Fuera el combate ausencia
de tanteo, fuera boca de lobos,
facas, fauces,
fuera un ansia de mayo,
sangre presa,
territorio de músculos ceñidos
fuera el aire estandarte
de dos vientres,
fuera luego caballos sin aviso,
sujetaban
duras ingles el filo de la nieve
fuera el ataque furia de centenos,
cierta su densidad,
metal
su tajo fuera,
escenario de sendas, de caudales
callado fuera el grito: fuera entonces
más sosiego el esfuerzo, más rendida
en el lino la noche que apagada nos cubre
fuera lenta mi voz, sudor de acero
y sal -nadie respira-
fuera ausencia
la luz, fuera también
como la herida el tacto de tus ojos
Luna llena