Cuanto significaba el Romanticismo en el mundo de las letras y las artes, se encontraba en este lugar pequeño, sombrío y acogedor. Su mobiliario lo forman unas doce mesas de madera de pino pintadas de color chocolate, y las sillas correspondientes. Su iluminación, escasa, la proporcionan una lámpara de candilones, en el techo, y media docena de quinqués, en las paredes y carente de toda comodidad.
Ramón de Mesonero Romanos, el gran cronista de Madrid, escribió acerca del Café del Príncipe, que frecuentó en su juventud allá entre 1930 y 1935 cuando sus años de esplendor romántico, que “de todos los cafés existentes en Madrid por los años 1830 y 31, el más destartalado, sombrío y solitario era, sin duda alguna, el situado en la planta baja de la casita contigua al teatro del Príncipe. Pues bien, a pesar de todas estas condiciones negativas, y tal vez a causa de ellas mismas, este miserable tugurio, sombrío y desierto, llamó la atención y obtuvo la preferencia de los jóvenes poetas, literatos, artistas y aficionados.” Es también quien testimonia cómo fue en este lugar donde Mariano José de Larra fue bautizado con el seudónimo de Fígaro después de que lo sometiese a debate
Azorín describió este lugar como «el solar del romanticismo castellano» donde se discutía de arte escénico, poesía, filosofía, o se debatía, desde la óptica liberal que compartían, la situación política del país.
One Reply to “Tertulia de El Parnasillo, la cuna del Romanticismo.”
Una lectura agradable con trazo evocador pareciendo querer decir que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y si no lo fue, lo parece.