Los ingleses, con su profunda altanería, en su historia, pregonan que la primera población que hubo en América del Norte es Jamestown, fundada en 1607 por un grupo de hijos de la Gran Bretaña. Ignoran, quieren ignorar, que los españoles disfrutaban de una colonia, en aquellas tierras, 42 años antes que ellos. Nadie cuestiona que el título de ciudad más antigua de los Estados Unidos le corresponde a San Agustín, en la península de Florida, pero es tal la preeminencia de la cultura británica en la construcción de la personalidad del coloso americano que el resto de las aportaciones han sido ignoradas o han quedado reducidas a la categoría de anécdota.

La libertad es algo poderoso y su sabor apaga el deseo

Y la historia comienza así:

Pedro Menéndez de Avilés, bien conocido como “El señor de la mar” era un marino de  Asturias cuya vida daría para escribir varios capítulos de un libro, en un 28 de agosto de 1565 fundó la ciudad a la que pusieron el nombre del teólogo de Hipona: San Agustín de la Florida, siendo el primer asentamiento europeo y español en la tierra de las américas del norte, la actual Estados Unidos de América. El asentamiento fue mas bien militar más que civil y su misión era evitar los ataques de los piratas y la de intentar que los franceses no se asentasen en aquellos territorios de ultramar. El pirata Drake, en 1568, intentó ocupar la ciudad por la fuerza, pero fue rechazado, por cierto… él no pisó tierra, lo hicieron sus soldados, hombres que fueron masacrados por el valor de los españoles y la ineficacia militar de Sir Francis Drake.

Florida y las colonias británicas, aunque vecinas representaban dos mundos opuestos. En estas colonias británicas  se producían tres prácticas desoladoras: sobre los indios, sobre los negros y sobre las tierras. En la tierra se han generalizado los monocultivos, de arroz o de algodón, que devastan el suelo; a los indios se les ha despojado de esas tierras y han tenido que emigrar a otras partes, en el mejor de los casos; y los negros han sido arrancados de sus hogares africanos, traídos a la fuerza y sometidos a la esclavitud en los algodonales.

En la Florida española se siembra un saludable mosaico de cultivos como cítricos, trigo y legumbres; a los indios se les han respetado sus tierras, por mandato expreso de las Leyes de Indias, y se les instruye en las más de cien misiones levantadas por los franciscanos; y apenas se acepta la esclavitud, por influencia del humanismo cristiano.

En 1687, llegaron a San Agustín ocho hombres, dos mujeres y un niño, Andrajosos, desmoronados y embarrados tras jornadas largas a través de ciénagas , bosques y ríos. Eran esclavos negros condenados a una existencia penosa en alguna de las plantaciones inglesas de algodón de Carolina del Sur, y han logrado burlar la vigilancia de guardianes y perros, hasta llegar a La Florida española. Pidieron asilo a las autoridades españolas de la ciudad y se lo concedieron a cambio de bautizarse y colaborar en la construcción del Castillo de San Marcos -incluso recibieron una paga por el trabajo. Ellos lo alcanzaron y fueron hombres libres. La noticia corrió por las colonias inglesas como si fuera un auténtico reguero de pólvora, llegando a la ciudad varios cientos de ellos, a los que llamaron “Cimarrones”. Esclavos que fueron raptados por los ingleses en las costas africanas, descubrieron, que España les permitía tener pertenecías propias, manteniendo la unidad familiar, trabajar y cobrar un salario por ello. Si bien los negros libres debían convertirse en católicos, muchos de ellos continuaron combinando su nuevo sistema de creencias con el de sus raíces africanas. También se unieron a organizaciones de ayuda mutua seculares y religiosas conocidas como ascabildos (capítulos) y cofradías (hermandades), según el Proyecto Memoria de Florida.  En 1693 el rey Carlos II de España decretó que todos los esclavos fugitivos que alcanzasen Florida fuesen liberados… si se convertían al catolicismo y cumplían cuatro años al servicio de la corona española luchando (con su correspondiente soldada) con la milicia.

Unos años después, el gobernador de la Florida, el vascuence Manuel de Montiano, estableció a escasos kilómetros de San Agustín una ciudad a la que llamaron Gracia Real de Santa Teresa de Mosé, y a partir de ahí, fue conocido como Fuerte Mosé.

Este fuerte fue el primer lugar donde los hombres de color pudieron vivir legalmente siendo totalmente libres.

Al mando del fuerte pusieron a un negro mandingo llamado Francisco Menéndez nombrándole capitán del mencionado fuerte. Tanto él como sus hombres juraron batir a “los enemigos más crueles: los ingleses y derramar hasta su última gota de sangre en defensa de la Gran Corona de España y la Santa Fe”.

Y llegó el año  1740. Los ingleses estaban heridos en su moral, no eran capaces de soportar  semejante afrenta y decidieron atacar el fuerte bajo el mando del inquinoso general James Oglethorpe. Un ejército muy numeroso forzó a Francisco Menéndez y sus hombres que apenas pudieron oponer resistencia a dejar el Mosé en manos de los hijos de la Pérfida Albión que estaban al mando del coronel Pálmer. Los españoles dejaron el fuerte y fueron a refugiarse en San Agustín, bajo la protección del castillo de San Marcos y manteniendo los mismos derechos que cualquier otro español. Los hijos de la Gran Bretaña, ya tenían lo que querían… Aún así tenían el orgullo muy dañado y el oído hacia lo español ere muy florido. Los ingleses decidieron asaltar el fuerte de San Marcos y tras un largo asedio y pese a la cantidad de munición y vidas humanas gastadas, se tuvieron que retirar con el rabo entre las piernas hacia el fuerte Mosé. Una noche, un grupo de milicianos negros, indios y tropas regulares, salieron del Fuerte San Marcos para atacar a los ingleses asentados en el fuerte Mosé dándoles tal susto que es de seguro que algunos anglos todavía continúan corriendo.

El fuerte Mosé fue recuperado, y pocos días después llegaban refuerzos desde la Cuba española, lo que obligó a los ingleses a levantar el asedio y se frustró la invasión de Florida. Una vez más, como ya había ocurrido    años atrás, cuando el gobernador de Carolina James Moore intentó un primer ataque sobre Florida, España rechazó a los ingleses.

Pero…claro, lo que no pudieron con las armas lo lograron con la política. Las convulsiones de esos años entre las potencias europeas hicieron que España cediera La Florida temporalmente a Inglaterra. Los libertos de Mosé renunciaron a integrarse en la soberanía británica, y marcharon a Cuba junto con los españoles residentes en San Agustín. Cuando España recuperó La Florida en 1783, el fuerte Mosé había sido totalmente desmantelado por los ingleses y ya nadie quiso alojarse en él.

El Fuerte desapareció por completo, pero su memoria ha quedado como el primer palenque de esclavos liberados  de las garras inglesas en los Estados Unidos de América.

Definitivamente, en 1821, España vendía Florida a los EEUU por 5 millones de dólares que deben estar con el oro de Moscú.

 

Fuentes: cultura ABC.es Sevilla
                 Historiadelahistoria.com
                 thebradentontimes.com/

Un comentario

  1. Cualquier otro pais se sentiría orgulloso de esta historia. La mayoría de nosotros casi ni la conocemos. Don Luis, sigue rescatando retazos de nuestro pasado. Es un placer leerte.

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