Almudena Sánchez, escritora mallorquina, nos hace un regalo impagable al publicar un artículo curioso y entretenido en el número 12 de Tales, Revista del Relato Corto. A partir de una conversación entre Juan Casamayor (editor de cuentos y Premio al Mérito Editorial de la FIL de México 2018) y Eloy Tizón (escritor de reconocido prestigio), la autora nos introduce en Perseguidores del cuento, título que nos propone para dialogar sobre el relato centrándose en el origen, los motivos y las razones de la escritura, las relaciones que se establecen entre autores y editores, el papel que juega el lector, la publicación del texto, las correcciones, las presentaciones al público de la obra, su divulgación y difusión. Todas las características mencionadas que se entresacan del artículo de Almudena Sánchez pertenecen a la metaliteratura y reflexionan por tanto, sobre cada uno de sus aspectos.
Después de releer el prefacio del libro Herido leve de Eloy Tizón publicado por Páginas de Espuma en 2019 reflexiono sobre varias palabras clave que entonces escribió en el mismo. El origen de la literatura y la creación literaria, el contenido y el índice de un libro, los retos de cualquier escritor, los pasadizos que rodean a lo incierto y las posverdades me permiten percibir paralelismos y semejanzas entre el prefacio de Eloy y los contenidos del artículo de Almudena Sánchez.
Almudena intenta descubrir la verdad que envuelve en la amistad existente entre el autor y su editor, en este caso, Eloy Tizón y Juan Casamayor. La autora del artículo Perseguidores del cuento bucea en las profundidades del escritor y nos invita a reflexionar sobre el paso del tiempo del escritor para cambiar nuestra percepción del mundo, los límites de la ficción y la realidad sin olvidar los enigmas de la personalidad de cada editor que influye de alguna forma, en los autores que se dirigen a él. Nos propone una hoja de ruta metaliteraria y nos invita entrar en la espiral que encierra el cuento similar a la que se visualiza en la escritura de Cortázar.
Resultan ilustrativas las páginas de este artículo para afrontar el verdadero el sentido de la publicación de un texto y el papel que posee el lector ante el mismo, siendo figura clave, que cierra la escritura y unifica el proceso lector. Parafraseando a Umberto Eco en su libro Interpretación y sobreinterpretación publicado en 1992, el sentido que puede alcanzar un texto depende de la propuesta que el autor le haga al lector acercándole a unas conclusiones verosímiles y coherentes. En definitiva, en el texto creativo del cualquier escritor a modo de “obra abierta” quedan flotando una serie de conclusiones eliminándose los prejuicios del autor por medio de la ambigüedad del lenguaje.
¿Cuál es el fragmento “diana” que acapara la atención de un editor ante un manuscrito encima de la mesa? La autora plantea que debe existir un engranaje idóneo entre el autor y el editor que potencie y posibilite la creación literaria y favorezca como consecuencia de esa interactuación entre ambos, la publicación de la obra. Nos podemos preguntar si el manuscrito se termina alguna vez o por el contrario, permanece inacabado para siempre. Probablemente no se termine hasta que esté en manos de cada lector y sus ojos observen, lean y dediquen tiempo a analizar la obra dependiendo no obstante de sus características y competencia lectora. Como podemos releer a Almudena, en los escritores es perfectamente plausible y hasta aconsejable encontrar una dosis de egocentrismo, ya sea mediante la vanidad, el narcisismo o simplemente resaltar su propia imagen. Sin embargo, esa vanidad se complementa y a la vez, se sustenta cuando existe una mutua complicidad necesaria e imprescindible entre el editor y el autor, la cual nace “como nace un cuento: casi sin saberlo”, nos explica la autora y sin que la que sería muy difícil publicar la obra. Sin la caricia del editor, sin la reflexión meditada por el binomio autor-editor, sin la difusión ni la promoción del libro de cada autor ya sea a través de eventos o presentaciones en ferias o congresos, sin la organización de citas, entrevistas, presentación, giras y viajes de un autor no sería posible que el texto saliese a la luz en pleno siglo XXI. Es necesario indagar, excavar y preguntar a los escritores sobre la dosis de frustración que sienten ante sus proyectos y sus causas. ¿Cuáles son las metas o los objetivos que actualmente se plantean los escritores? Entre ellos sería muy fácil aseverar la afirmación de que cualquiera de ellos desea llegar al público lector lo cual mantiene la “llama encendida” para seguir trabajando, escribiendo y corrigiendo sus textos.
El paso entre el manuscrito del autor a la publicación de la obra no es inmediato. Supone un largo camino y a veces, difícil para acoplar y adaptar el texto ante el público lector. Las correcciones, las tachaduras, las anotaciones y las sugerencias forman parte como nos recuerda Almudena Sánchez de ese proceso creativo de la escritura. Después de releer su artículo reconozco que todo lo anterior expuesto, se asemejaría a la teoría que esboza en el ensayo “Flaubert y la frase” de Roland Barthes dentro de su libro El grado cero de la escritura en el cual se esbozan a grandes rasgos las correcciones de estilo de ambos escritores, Gustave Flaubert y Marcel Proust. El primero se centra en corregir según escribe; tacha, quita, pone, reescribe, reconstruye y recomienza, “vuelve a cero”. En Flaubert, la escritura y el pensamiento se identifican, por lo que fondo y forma significan lo mismo. A diferencia de él, Marcel Proust, agrega, añade y retoca en la propia obra literaria. Es necesario como afirma Roland Barthes que se realicen las correcciones de los textos en dos ejes principales, uno vertical formado por sustituciones, tachaduras o vacilaciones (sustitutivas y metafóricas) y otro denominado horizontal que afecta a supresiones o correcciones de sintagmas que afectan a la cadena del mensaje.
Si queremos ser más críticos en la escritura deberíamos leer, releer, corregir más críticos nuestros textos para mejorar nuestro estilo dentro de la escritura y nuestro nivel de conocimiento lingüístico. Eso exige apostar por la publicación por parte de los editores de obras literarias de calidad por un lado y por otro, con discursos coherentes, lógicos y bien estructurados desde el comienzo hasta el final. El esfuerzo y el talento de los buenos escritores no se valoran en muchas ocasiones; la imaginación y el potencial creador son básicos a la hora de escribir. El verdadero escritor debe cuidar los detalles de sus manuscritos, las correcciones, la difusión, la distribución. Actualmente el negocio del libro exige mucha dedicación y trabajo y sabemos de antemano que vivir de la literatura es algo muy complicado. Por tanto, la figura del autor y del editor serán los protagonistas esenciales en la publicación de una obra literaria en la que el texto será el vehículo de conexión entre ambos.
Almudena Sánchez empezó a tomar notas para este artículo bien escrito, estructurado y elaborado desde el momento en que comprobó que los buenos escritores son aquellos seres humanos que adquieren un compromiso con la literatura y se lanzan a través de ella a un encuentro con el Otro, lo otro, nuestro reflejo. Los temas que articulan las páginas del artículo de Sánchez en la Revista Tales indagan en la identidad en un mundo globalizado y capitalista del escritor frente a la sociedad, a su propio editor e incluso a sí mismo. Dentro del escenario social de la posmodernidad del XXI podríamos incluso pensar en una relación de simbiosis, de poder y de jerarquía, una especie de cadena que late en el pensamiento de Michel Foucault. Las relaciones de poder están influenciadas como lo describió dicho autor en su libro “La voluntad de saber”; esas relaciones de poder se asemejarían a las infidelidades que atañen al hombre y trasladado al plano literario podríamos encontrar cierto paralelismo en la tríada lector-texto-autor. La idea de “lector modelo” de Umberto Eco sirve para reconstruir e interpretar los textos mientras que el “lector implícito” como aquel que sienta la obra del autor dentro de sí mismo. El lector modelo es el objetivo primordial del texto, es decir, el que lo lee de la forma correcta para ser leído e interpretado. Pero el lector modelo no es el único que hace la conjetura correcta ya que tiene derecho a realizar múltiples conjeturas. El lector modelo es el que hace conjeturas sobre la clase de lector postulado por el texto. Lo ideal sería un lector modelo que hiciera conjeturas sobre el texto e imaginara un autor modelo que coincide con la intención del texto.
El creador del texto busca e indaga en sus textos, emplea tiempo y dedicación para atrapar al editor y por supuesto, a un lector que penetre en ese encuentro y acercamiento a su yo escritural. La creación literaria de cada escritor posee razones conscientes y a veces inconscientes para dar a conocer al genio que cada uno lleva dentro, ese “perseguidor” de la imaginación y la inspiración que nuestra autora mallorquina Almudena Sánchez considera que “nace sin saberlo”.
Cuando pienso en el modo en que Paul Ricoeur acoge la experiencia humana para dar sentido a la literatura a través del eje temporal, en la importancia a los huecos, las lagunas de los textos, lo que no se escribe ni se dice, en ese pacto narrativo entre lector y autor como reconstrucción de la lectura a través de la creatividad e imaginación, reflexiono en esos mecanismos de reconstrucción paralelos existentes entre el autor y el editor como “devenir de la existencia” que Almudena Sánchez de forma original titula en color azul dentro de sus páginas. Cuando un autor escribe un texto sabe de sobra que no será interpretado según sus intenciones sino por una red compleja de interacciones de los lectores del mismo modo que intervienen la competencia lingüística y lectora, sus expectativas y su patrimonio social. El autor infunde pasión en su escritura mediante su inteligencia y su talento.
De esta charla entre Juan Casamayor y Eloy Tizón emerge la personalidad humorística, atractiva e inteligente entre ambos que la autora recoge en estas páginas y explica de forma natural y original con anécdotas, ejemplos y comparaciones para atraparnos a sus lectores.