Talavera de la Reina, Toledo, es paso obligado hacia Extremadura y Portugal siguiendo el curso del Tajo desde la antigüedad. Una vez llevada a cabo la unificación del territorio tras la Reconquista, se intensificaría el tránsito de mercancías y de personas, figurando la entonces villa en el Camino Real descrito en los primeros mapas del siglo XVI que dibujaron las principales vías de comunicación de la Península Ibérica.
Con posterioridad, Talavera figuraría referenciada en numerosas ocasiones y por muy diversos motivos en las gacetas y periódicos del siglo XVIII, publicaciones que recogerían los viajes de algunos de los personajes de esa época que pasaron por la ciudad de la cerámica, destacando especialmente los realizados por Monarcas e Infantes.
A principios del siglo XVIII y debido a la guerra desatada por el trono español, Felipe V permanecería en Talavera de la Reina en tres ocasiones. La primera de ellas se produjo tras desembarcar el Archiduque Carlos en Lisboa, lo que generó que saliese con su ejército de Madrid el 4 de marzo de 1704 con destino a Portugal, permaneciendo en Talavera desde el sábado siguiente hasta el martes 11. Dada la imposibilidad de seguir la campaña bélica debido a los calores del verano, precisándose que eran excesivos en Portugal, el Rey partiría con dirección a la Corte, llegando de nuevo a Talavera el día 9 de julio, donde se reuniría con la Reina. El día 12 los Soberanos siguieron juntos su recorrido hacia Madrid.
Talavera de la Reina sería un punto estratégico importante al final de la campaña. El ejército de Felipe V avanzó desde Extremadura hacia esta localidad, donde llegaría el Monarca el 22 de noviembre de 1710. En Talavera recibiría buenas noticias sobre las acciones de sus ejércitos, especialmente la toma de Madrid y el abandono de Toledo por las tropas del otro aspirante al trono español, retirándose el Archiduque hacia Cataluña. Felipe V permanecería en la ciudad del Tajo hasta el uno de diciembre que saldría para Madrid triunfante, llegando a la Corte de España el día 3 siguiente.
Una vez consolidada la monarquía borbónica en España, a comienzos de 1729 la Corte española, acompañada de los más altos representantes de países extranjeros, dormiría en Talavera el 9 de enero con motivo del viaje que se realizó para el enlace matrimonial en Badajoz del futuro Fernando VI con la princesa portuguesa Bárbara de Braganza.
Intensificadas las relaciones con el país vecino durante los últimos años del reinado de Carlos III, Talavera recibiría el 29 de abril de 1785 a la comitiva real con motivo del matrimonio de Carlota Joaquina, hija primogénita del futuro rey español Carlos IV, con el que llegaría a ser Juan VI de Portugal. En reciprocidad a este matrimonio, su hermana Mariana Victoria, hija de los monarcas lusos Pedro III y María I, se casaría con Gabriel de Borbón y Sajonia, hijo de Carlos III y hermano de Carlos IV de España, volviendo Talavera el 20 de mayo siguiente a dar cobijo al séquito real que retornaba a España con la Infanta portuguesa para que se casase formalmente en Aranjuez días más tarde.
La cerámicade Talavera de la Reina
De origen musulmán, la cerámica de Talavera de la Reina adquirió peso industrial a partir del siglo XVI. Citada por Cervantes, Lope de Vega y Tirso de Molina, la loza talaverana puede documentarse asimismo en buena parte de la pintura barroca española. Usada por nobles y humildes, su monopolio mercantil en pugna constante con la loza sevillana, se vio desplazado a finales del siglo XVIII por la emergente fábrica de Alcora; en ese momento histórico se localiza uno de los primeros cambios en sus series decorativas originales.
Talavera de la Reina sería igualmente lugar de paso para los viajes desde la Corte hacia Andalucía siguiendo la Ruta de la Plata. En este sentido, los reyes acompañados de los infantes para cumplir el voto que hicieron por la salud del príncipe heredero y futuro Fernando VII emprendieron una marcha para visitar las reliquias de San Fernando en Sevilla, permaneciendo en Talavera desde el 5 al 7 de enero de 1796.
Asimismo, la ciudad sería visitada por otros motivos, volviendo a pasar nuevamente Carlos IV por Talavera a principios de 1804 tras realizar un viaje de recreo al cercano palacio del marqués de Velada y conde de Altamira. La villa de Velada está situada a 16 km. de Talavera y el Monarca quería conocer las tierras en las que habían vivido su difunto tío el Infante don Luis y sus primos, pasando esta estancia de los Reyes y sus hijos inadvertida para la mayoría de los investigadores.
Los acontecimientos descritos fueron ampliamente detallados por las publicaciones de la época y muy especialmente por las gacetas oficiales de Madrid, París, Londres y Viena. Sin embargo, las luces de la Ilustración se apagarían con la guerra contra las tropas napoleónicas. Durante esta contienda, el 9 de julio de 1809 vendría a la ciudad José I para revisar sus tropas ante el avance de los ejércitos anglo-españoles que daría lugar a final de ese mes a la famosa Batalla de Talavera y en la que estaría al frente de su ejército, siendo recogida esta última visita de un Monarca a la ciudad por la numerosa prensa que se editaba a principios del siglo XIX, tanto de Europa como en América.
Por último, significar que en el libro La Ilustración en Talavera (1698-1808), Liber Factory, Madrid, 2014, he tratado de recoger la historia y cultura de Talavera de la Reina y su partido en un periodo en el que la generalización de las publicaciones periódicas posibilitaría la internacionalización de la información y la difusión del conocimiento. El periodo histórico analizado se inicia en 1698 con dos informaciones de la Gazette de París sobre la posible visita de Carlos II a Talavera de la Reina para tratar de reponerse en su delicada salud antes del invierno de ese año. Esta información dio pie a las investigaciones que se realizaron seguidamente para poder detallar adecuadamente las diez visitas reales a Talavera descritas, que, al igual que otros temas recogidos en el libro, son motivo de orgullo para la ciudad.
Que interesante reportaje!