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El Quijote refleja la condición humana en las diversas historias, cuentos y poesías que lo componen, así como de los más variados sentimientos, anhelos, temores y deseos que impulsan al ser humano. De este modo, a lo largo del texto, “encontramos innumerables valores tales como el amor a la libertad, valentía, verticalidad o marcha atrás el eterno ideal, ética, justicia, misericordia” (Hueso, 1986, p.2).
Cervantes fue una persona compleja y contradictoria, como la mayoría de los escritores. Su juventud, la participación en Guerra de Lepanto, el tiempo en que estuvo preso, sus penurias económicas, alegrías y “pecados” marcaron su vida y obra. Verbigracia su experiencia como cobrador de impuestos, sus permanencias en la cárcel y su relación amorosa con una mujer casada, con quien tuvo una hija. A pesar de esto logró tener la suerte de publicar su obra y disfrutar de una parte de sus mieles de su éxito. Pero también experimentó la desilusión y la frustración cuando le fue negada por segunda vez la solicitud de un empleo en las Indias con la seca respuesta de “busqué por acá en qué se le haga merced” (De Riquer, 2005, p.I). Y el enojo a saber de la existencia del Quijote apócrifo de Avellaneda o al morir su suegra y percatarse que la dote esposa, igual que en la riqueza del testamento de Alonso Quijano El Bueno, era minúscula debido múltiples las deudas contraídas.
Para Adolfo Castañón (2005) el creador del Quijote fue una persona “cabal, vivido y corrido que ha sufrido reveses y sinsabores, cárcel, mala fortuna y fracaso al tiempo que la admiración y estima de sus coetáneos (p.4).” A esta descripción Romero (2006) le agrega otras cualidades como buen lector, su deseo por viajar bastante y conocer mucha gente, lo que ayudó a acrecentar el bagaje cultural de este escritor, lo que a su vez se plasmó en la tendencia de sus personajes por emprender sus gloriosos viajes. Este paradigmático hombre, también fue un crítico fuerte de la época que le tocó vivir y de los individuos con los cuales logró interactuar. Por lo tanto, en la obra del Quijote, se reflejan aspectos de carácter filosófico y denuncia contra la “corrupción moral del siglo XVI en particular, Cervantes, con Don Quijote, denuncia esta situación, especialmente la falta de justicia y de veracidad de la época” (Duffé, 2005, p.4).
La historia del ingenioso hidalgo don Quijote ofrece tanto valores como antivalores de su época, los cuales hoy mantienen vigencia. Principalmente en un momento cuando el sistema económico imperante ha impulsado modelos de felicidad y éxito que dependen directamente del poder adquisitivo y nivel de consumo. Las aventuras de don Quijote de Sancho muestran gran parte esencia del ser humano de sus nobles actos pero también de las viles acciones que las personas son capaces de hacer. De este modo, “Cervantes nos recuerda principios como la fidelidad, la cortesía, la honestidad, la búsqueda de la justicia, entre otros, que podrían conllevar al logro de una mejor convivencia social” (Duffé, 2005, p. 2).
La imagen del caballero y paladín que lucha contra las injusticias y el mal fue, durante la época de Quijote, todo un referente social producto de las novelas caballerescas, las cuales estuvieron en boga en los siglos XV, XVI y XVII, con fabulosas aventuras tales como las de Tirante y Amadís de Gaula. Para Osorio (1985), la influencia de este género literario fue tan grande que tuvo ecos en la literatura universal. Además, dicho autor considera que estas obras fueron del gusto de Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y el mismo Cervantes, aspecto que se evidencia en el Quijote cuando este personaje menciona que “Tirante el Blanco, es el mejor libro del mundo” (p 5).
Los valores humanos en la obra del Quijote son extraordinarios y forman parte de su legado, lo que evidencia con gran fuerza sobre todo en la primera parte de la obra con las historias de amor, desamor y defender la justicia y la causa de las armas y de las letras. En la segunda parte se muestran escenas conmovedoras tales como el momento en que es vencido don Quijote por el Caballero de los Espejos, el Bachiller Carrasco, y en el momento en que dicta testamento Alonso Quijano, El Bueno.
Lo anterior evidencia que la obra de Don Quijote de la Mancha posee un enorme potencial para promover el desarrollo integral de las personas, de su visión y papel dentro de este mundo. Sobre este tema, Duffé (2005) indicaba que el texto constituye “instrumento de trabajo para motivar la reflexión en clase sobre el establecimiento de principios y reglas de conducta indispensables para toda la vida” (p.4).
Las contradicciones de la condición humana se reflejan en la estratagema planeada por los conocidos del caballero andante, quienes para poder sacarlo de su locura deben primero sumergirse en ella. Adicionalmente, la escena en que regresa a casa don Quijote y cae en cama es una alegoría de la fragilidad humana, pues después de sus grandes aventuras luchando por cambiar el mundo, enfrenta la realidad, la cual quizás fue uno de sus mayores enemigos. Incluso en sus últimos días demostró su nobleza y fuerza de carácter al hacer cumplir su promesa de dejar las armas y las andanzas de caballero.
Uno de los pasajes más humanos de la novela es cuando Sancho le suplica en su lecho de muerte a su fiel amigo: “mire no sea perezoso, sino levántese de esa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a la doña Dulcinea desencantada, que no haya más que ver” (Capítulo, LXXIV, p. 1102). Este momento es conmovedores e irremediablemente genera en el lector un nudo en la garganta, aspecto que todos los que han tenido o están en el proceso de la pérdida de un ser querido pueden dar fe.
En síntesis, el Quijote ofrece una gran variedad de valores, pero también de algunos antivalores tales como la visión de la mujer supeditada a los hombres, que requieren de su proyección y ayuda. A pesar de esto la novela posee un gran valor para ser utilizada en el campo educativo, pues hoy tal como sucedió ayer, es urgente la necesidad de aprender a vivir con los demás, y de enfrentar el egoísmo y la maldad, con el fin de construir un mejor mañana.
En estas enseñanzas y visiones de la vida son donde esta obra toma un carácter universal que transciende el tiempo y el espacio. Asimismo, conectan ciudades y pobladores de tanto de Cuenca en España o de cualquier pueblo de Costa Rica en la actualidad, donde existen personas que están dispuestos a dar su esfuerzo por cambiar el mundo mediante actitudes y acciones que puedan ser categorizadas de quijotescas.
Interesante, muy interesante el artículo, me hace reflexionar acera de mis cuestionamientos acerca de la existencia misma y me invita a leer con otro pensamiento.
Gracias, al autor por dejar en el escrito algo de sí mismo.
¡Fascinada !
Soy venezolana y aqui se corre una versión histórica de un ciudadadano llamado Añonso Andréa de Ledezma. Un español que forjaba espadas y que amó A Venezuela y tuvo el valor de enfrentar el solo a 150 piratas ingleses que invadieron la ciudad fe Caracas y el salió en su defensa y por supuesto fue asesinado pero el capitán de piratas decidió enterrarlo lCon todos los honores de un guerrero muy valiente.esta historia recorrió España y presuntamente en este Quijote de Venezuela.para esctibir su magna obra
Indudablemente Cervantes tuvo que oír la historia de Alonso Andréa, porque como usted bien sabrá, Cervantes vivió en Sevilla en los tiempos donde el pirata Amyas Preson dio muerte a nuestro Alonso. Y Sevilla era el noticiero popular de todo aquello que ocurría en las españas. Pero, Cervantes, aunque era un ávido buscador de historias para inspirar su obra, no creo que tuviera nada que ver con “El Quijote venezolano”, ya que este apodo le vino mucho después de la aparición de la obra cumbre cervantina; además de que Cervantes, ambienta toda su obra en personas cercanas a su persona y por experiencias propias. No usa personajes imaginarios o que no conoció personalmente. Le recomiendo, si puede, que se haga con los libros de Francisco Javier Escudero García “Personas y personajes del Quijote”. Alonso, de Andréa, fue un hombre heroico y poco conocido. Un luchador que él solo fue a batirse contra “gigantes” y fue abatido en desigual combate. E ahí su relación con el quijotismo.