X RUTA CERVANTINOQUIJOTESCA EN SU ANDAR DESDE SANTA CRUZ DE MUDELA (Ciudad Real) A TIRTEAFUERA (Ciudad Real)
Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real)
El Marqués de Santa Cruz compró la villa de Santa Cruz de Mudela a la Orden de Calatrava.
Cuando se viaja desde Valdepeñas a Santa Cruz es posible que en alguno de sus rincones se oiga esta cancioncilla:
Santa Cruz de Mudela,
¡cómo reluce!
Cuando suben y bajan
Los andaluces.
Santa Cruz de Mudela, tiene larga historia donde cabría destacar las refriegas que hicieron las guerrillas de esta villa contra el invasor napoleónico allá por el 1808.
Los romanos ya estuvieron por estas tierras y don Cervantes de seguro que también tuvo que ver el Santuario de la Virgen de las Virtudes que data del siglo XIV, o su iglesia parroquial con la devoción de Nuestra Señora de la Asunción y fijo que tuvo que oir misa en la ermita de Santa María la Mayor.
Viso Del Marqués (Ciudad Real)
La villa natal de la que fue amante de Lope de Vega, Micaela de Luján actriz en el Mesón de la Fruta en Toledo, y que era conocida como Luscinda o Camila Lucinda; nos abre las puertas del Palacio del Marqués de la Santa Cruz. El Viso del Marqués –antes llamado Viso del Puerto- es uno de los pueblos merecedor de ser visitado por cualquier andante. Los pintores Juan Bautista, Francisco Peroli, Cesare Arbasia , Nicolás y Francisco Castello, (ambos hijos de “El Bergamasco) estuvieron entre estas piedras casi olvidadas del tiempo, decorando el palacio que mandó construir don Álvaro de Bazán en esta villa, por estar equidistante de todas las bases navales de la península ibérica y que fue trazado por Giovanni Castelló “El Bergamasco” además del escultor Giovanni Bautista Olamosquín. Como curiosidad hay que contar que Don Álvaro, en una de sus salidas capturó a un caimán y lo mando disecar colgándolo en una de sus paredes.
Ya don Quijote, caminante de estas tierras, se introducía por ellas en la Sierra Morena:
…Aquella noche llegaron a la mitad de las entrañas de Sierra Morena, adonde le pareció a Sancho pasar aquella noche y aún algunos días, a lo menos todos aquellos que durase el matalotaje que llevaba, y así hicieron noche entre dos peñas y entre muchos alcornoques: pero la suerte fatal, que según la opinión de los que no tienen lumbre de la verdadera fe, todo lo guía, guisa y compone a su modo, ordenó que Ginés de Pasamonte, el famoso embustero y ladrón, que de la cadena por virtud y locura de Don Quijote se había escapado, llevado del miedo de la Santa Hermandad, de quien con justa razón temía, acordó de esconderse en aquellas montañas, y llevóle su suerte y su miedo a la misma parte donde había llevado a Don Quijote y Sancho Panza a hora y tiempo que los pudo conocer, y a punto que los dejó dormir. Y como siempre los malos son desagradecidos, y la necesidad sea ocasión de acudir a lo que no se debe, y el remedio presente venza a lo porvenir, Ginés ni era agradecido ni bien intencionado, acordó de hurtar el asno a Sancho Panza, no curándose de Rocinante, por ser prenda tan mala para empeñada como para vendida. Dormía Sancho Panza, hurtóle su jumento, y antes que amaneciese se halló bien lejos de poder ser hallado.
Calzada de Calatrava (Ciudad real)
Calzada de Calatrava. Pueblo testigo de los largos, difíciles y batalladores tiempos de la Reconquista. Dueño de dos fortalezas importantes de España, la de Salvatierra (Castillo construido por los árabes) y la de Calatrava la Nueva. Centro del poder de la Orde de Calatrava.
En la parroquia de Calatrava, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción , hay un retablo del siglo XVI pintado por el toledano Juan de Vivar
Aldea del Rey (Ciudad Real)
En Aldea del Rey, nos topamos con el Palacio de Clavería de estilo renacentista, del siglo XIV, con escudos de Fernándo de Córdoba, clavero de la Orden.
El río Tirteafuera nos lleva a atravesar una de las más mágicas y misteriosas de nuestras, y por tanto, quijotescas, rutas. Se trata del Campo de Calatrava con casi un centenar de volcanes que en el mismo se registran. Alguno de ellos, como los de Posadilla, Carboneras y lomillos, abren todavía sus cráteres de origen explosivo en lo alto de pequeñas sierras, siendo su aspecto bien distinto a de los volcanes en cúpula que sobresalen en la llanura, como los del Cerro de la Cruz, Yezosam Cerro gordo o Cabezo Segura.