¿Se puede entender la Naturaleza a partir de la literatura? ¿Qué papel juega el entorno ambiental en la narrativa de José María Merino?¿Existen ciertos valores éticos-sociales que el académico nos muestre en este libro de cuentos desde el punto de vista ecológico y que puedan influir en nuestra sociedad del siglo XXI? José María Merino (La Coruña, 1941) vuelve al terreno de la ficción con Cuentos de la Naturaleza, siendo uno los máximos fabuladores de la literatura contemporánea española. Es uno de los máximos representantes de la estética de lo insólito y del género del cuento que apuesta en esta obra, por las formas del realismo para mezclar lo fantástico y la ficción científica.

Natalia Álvarez Méndez (Directora de la colección Las puertas de lo posible) edita y prologa el libro Cuentos de la naturaleza (2018) en EOLAS EDICIONES donde José María Merino revela desde sus inicios un agudo conocimiento de la mente humana, el paisaje y la Naturaleza. En este volumen reúne ficciones incluidas dentro de lo insólito, tanto fantásticas como distópicas que van reflejando su punto de vista de la naturaleza. Lo simbólico determina su visión de la realidad en una incertidumbre semejante a la de Tzvetan Todorov discurriendo entre lo real y lo irreal, siendo para Merino la ficción plasmada en sus cuentos “la primera forma comprensible de realidad”.

 

Una obra que marca un hito en el porqué de la naturaleza en la obra literaria de un escritor de ficción atravesado por las coordenadas espacio-temporales bañadas por la función estética y la ideología de una sociedad. ¿Qué relación tenemos hoy en día con el marco natural? La narrativa meriniana incide en profundizar en el vínculo del individuo con el entorno para indagar en la mirada del ser humano y la realidad en la que se ubica su vida. Este volumen recopila múltiples facetas del autor a lo largo de setenta y siete cuentos en los que Merino mezcla ficciones fantásticas y distópicas bajo el prisma de la Naturaleza. Una búsqueda de la identidad, de la otredad, del propio “yo” entre el compromiso de lo ajeno y el carácter ecológico. Estos relatos ilustran su dedicación al género cuentístico con una variedad temática y formal, narrados en tercera persona (la mayoría de ellos) y localizados en espacios y lugares del mundo natural con algunas historias ambientadas en torno al agua, el clima, los recursos naturales, el progreso moral en la sociedad, los espacios edénicos y la conciencia ecológica según la selección realizada por su prologuista, Natalia Álvarez Méndez, Profesora Titular del Área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, de la Universidad de León.

José María Merino

Un análisis realizado desde la ecocrítica y la geocrítica se preguntaría, ¿Qué es la realidad y cómo la concibe Merino en Cuentos de la Naturaleza?, ¿Qué visión de la naturaleza plantea esta obra?, ¿Son consistentes con una sabiduría ecológica los valores que se expresan en estos relatos? y, ¿Cómo influyen las metáforas que utilizamos para referirnos a nuestro entorno y la forma en que lo tratamos?  El planteamiento de Merino centra su punto de atención en el entorno ambiental y en una amplia visión de la naturaleza para convertirse en una nueva categoría del análisis de la literatura.

 

El pensamiento meriniano se centra en la identificación entre el hombre y la naturaleza y en considerarla a su vez “un espacio tan cercano como ajeno”. En sus páginas la otredad supone una búsqueda de identidad, un acercamiento a uno mismo mediante los misterios y enigmas ocultos existentes en el mundo y la realidad. La ciudad se asemeja en su narrativa ideológicamente al perfil urbano atravesado por el extravío del yo, la fragmentación del individuo y el desarraigo social al lugar o espacio, símbolo de la soledad. Su narrativa despliega un amplio prisma poliédrico del medio natural en el que convergen la simbiosis del hombre y la naturaleza, la separación de lo humano y lo “no humano” y por último, la fusión de los paisajes, rural y urbano en un intento de albergar la historia del hombre y la memoria histórica.

 

¿Qué es para Merino el “espacio en la ficción literaria”? Las imágenes espaciales en la narrativa del académico cobran vida mediante la unidad espacio-temporal o catalizador detonante de ella. El paisaje culturalmente se convierte en una ideología estética donde el espacio es signo y símbolo de cultura vinculándose a su vez, a la identidad humana. Esa fusión de imágenes y entorno natural del individuo permiten a Merino retratar con minuciosidad, humor y lirismo al hombre posmoderno en una incertidumbre filosófica y cultural. El autor asigna con forma y nombre a los espacios físicos descritos en sus cuentos asignándoles ciertos valores éticos y sociales.  El discurso de su escritura está en contacto con los ritos, la mitología, el mundo rural, la superstición y lo precolombino para incidir en el origen del paisaje como elemento de las tramas de este volumen cuidadosamente editado por EOLAS.  El mito transporta a la infancia de su autor y lo relaciona siempre con el mundo rural y con la flecha sin retorno del tiempo. La ambición literaria y estética de sus relatos está centrada en la contemplación y la vivencia del hombre en la naturaleza, reflejándose en el sujeto y en el paisaje. El descubrimiento del yo, la otredad y el mundo entretejen las ficciones fantásticas que ofrecen la mayoría de sus relatos.

El autor asume y describe paraísos perdidos concibiendo sus valores simbólicos que pertenecen a nuestro imaginario colectivo. Las tipologías del mundo natural que con audacia y refinamiento el autor revela en sus relatos, nos conducen a visualizarlos como “experiencias vividas” a través de los sentidos por medio de la luz, los colores, los sonidos y los sabores. El autor penetra en el mundo natural aunque no siempre ocupa el primer plano de sus cuentos que acaparan la identidad como eje vertebral de la obra. En ella conviven los motivos del “doble”, el lenguaje, el mundo onírico, la metaliteratura, los fantasmas, los límites de la mente, el espacio y el tiempo, las metamorfosis, los pozos y pasadizos, la memoria.

 

El corpus narrativo de este volumen se divide en cinco secciones que giran en torno a la naturaleza unida a la identidad del hombre y la realidad como eje cronotópico. Una mirada cargada de matices y difuminada por el color enmarca la realidad vivida o soñada del autor. Cuentos de la naturaleza reúne las ficciones en tres vertientes, una construcción de la otredad, la tentativa de disolverla y una conciencia ecológica. Los bloques temáticos de las ficciones merinianas se estructuran según la fecha de publicación y la posición de las publicaciones originales que recorren la obra.

 

Las historias que se enlazan y desligan ciertos nudos argumentales en los cuentos de la sección I llamada LA INMOVILIDAD DEL BOSQUE son ficciones en las que el hombre percibe la otredad pasando por una amplitud de sentimientos cuyos protagonistas varían desde el propio paisaje natural a los animales que habitan y los subespacios integrados en él. Un mundo vinculado por la libertad y lo infinito es continuamente acechado por los peligros y la dicotomía de la vida y la muerte; en la sección II titulada EN LA BARANDILLA DEL BALCÓN la oposición dicotómica de conceptos se acentúa (realidad/ficción, noche/día, vigilia/sueño, espacio urbano y rural/natural) entre el coraje y la delicadeza de las palabras del autor. El Edén y su simbología muestra en la narrativa de Merino una visión negativa de la utopía a veces, una fragmentación de la realidad y disuelta desde la disección de la otredad. El paisaje se funde con el alma en la sección III bajo el título, BAJO LA PROTECCIÓN DE LA HIEDRA, se devanean continuas transformaciones de la naturaleza desde un automatismo inconsciente bañado por la intuición. Los personajes cambian y se alejan del espacio y del tiempo. Se ausenta la otredad y el hombre se enfrenta a la tierra imponiéndose una conciencia ecológica marcada por el entorno; en la IV sección, EN EL BORDE DEL ESTANQUE el autor indaga en la ontología del paisaje y realiza un recorrido por las partes y los animales del ecosistema que inundan el medio ambiente. José María Merino insinúa una visión antropocéntrica de la realidad en la coexisten la esperanza de la vida, el espacio antropológico y el simulacro de la posmodernidad. Y la última sección, surge a modo de reflexión y aparece como un apéndice de tres cuentos titulada POR EL CAMINO DE LA BRAÑA en la que el autor nos descubre las fisuras de una realidad apocalíptica retratada por lo fantástico, lo distópico y la ficción científica de nuestra sociedad.

Jose María Merino ocupa el sillón "M" de la Real Academia de la Lengua Española

JUSTIFICACIÓN DE LA CRÍTICA

 

Desde una perspectiva ecocrítica es importante reflexionar sobre las ideas de edu­cación medioambiental que existen en las páginas del libro Cuentos de la naturaleza. Merino invita a los lectores a entrar de lleno en sus disertaciones filosóficas y metafísicas sobre diferentes temas de las humanidades y la crisis medioambiental contemporánea en la literatura.

 

Según el patrón narratológico que presentan los relatos merinianos, objeto del presente estudio, se percibe como denominador común o motivo principal, la representación medioambiental en todas sus acepciones, es decir, la presencia de la naturaleza hecha realidad en toda la obra del autor. Es importante hacer un repaso y analizar los contenidos temáticos de los cuentos del autor. El hilo conductor de la naturaleza es protagonista principal de este libro de cuentos que nos impresionan por su calidad literaria buscando ante todo, la identidad del hombre y la realidad.

 

Por una parte, existen relatos con implicación de todos los elementos de la naturaleza principalmente del agua y sus lazos con el ser humano vistos desde todos los ámbitos posibles (económico, cultural, turístico).A veces el agua puede provocar una sensación de aversión como en el cuento “Ciclo del agua” (p.20) por similitud a un recuerdo de muerte; en otras ocasiones provoca al lector la inquietud y la osadía de los niños en medio de la playa en “Cuentos de verano” (p.106).

 

Existe un apego por parte del hombre al medio natural, a veces, por medio de la naturaleza el autor muestra el dolor y el fallecimiento de determinados personajes, con la ambivalencia de la muerte sin cobrar un sentido en los relatos. Esa muerte lleva a la destrucción o devastación total vista en el cuento “Apocalíptica” (p.89). Interviene el enfrentamiento del hombre con lo efímero, lo pasajero, lo caduco. Dentro del paradigma de la posmodernidad nos detenemos en Zygmunt Bauman y su obra “Modernidad Líquida” (2007)  como figura del cambio y de la transitoriedad. Una estructura flotante a modo de estructura rizomática según Deleuze y Guattari en medio de la liquidez o fluidez del pensamiento que late en el S.XXI. Es necesario educar la mirada (Contreras, 2002) del hombre frente al medio natural.

 

La otredad se manifiesta a través de la confrontación entre naturaleza y artificio” explica Natalia Álvarez Méndez en el prólogo. Ese juego matiza los símbolos edénicos e identificamos imágenes de la naturaleza con estereotipos cifrados en conceptos como  “Edén” y “Paraíso”. Algunas ficciones merinianas están relacionadas con la necesidad de respetar y cuidar la naturaleza. En pleno debate del calentamiento del Planeta y del cambio climático es necesario – siguiendo a Guimaraes (2004) – una educación ambiental que dé testimonio y explique la explotación y contaminación a la que se ve sometida la Tierra.

 

En una huida del antropocentrismo Merino nos narra las experiencias de los seres vivos que habitan en el planeta en un constante diálogo con la naturaleza. El hombre se evade de sus preocupaciones y se aleja del progreso. Cuando siente arraigo al lugar y al espacio encuentra la soledad y se ancla en el individualismo. Orr (1992) planteaba la conciencia ecológica, el sentido de justicia ambiental y el consumismo depredador muy similar a los relatos pertenecientes a la sección V o apéndice del presente libro, distópico y realista de Merino, con el fin de detectar y “descubrir los entresijos y fisuras de la realidad” (p.31) –  Natalia Álvarez.

Javier Ordiz Vázquez, Tomás Sánchez Santiago, Natalia Álvarez Méndez, José María Merino y Fernando Iwasak

Otros relatos se vinculan al paradigma de Jamieson (1996) es decir, aquellos que no se pueden separar del paisaje siendo el escenario imprescindible del que se sirve Merino para que actúen sus personajes. El paisaje nos aporta el trasfondo ontológico y metafísico de las tramas de estos relatos actuando de marco y enclave de las historias. Esa conexión con lo natural que produce armonía y tranquilidad y parte integrante de la creación del paisaje se percibe en “El estanque” (p. 401).

 

En un momento antropogénico de plena dominación del hombre todo aparecen numerosos estudios de la literatura que se centran en el entorno natural y conducen hacia el compromiso del ser humano con la propia naturaleza. Utilizan una praxis instrumental, apuestan por la interdisciplinaridad y la transversalidad.  “En la ecocrítica se considera fundamental unir la visión de la naturaleza literaria con la científica y ecológica” (Campos-F.-Fígares, M., & García-Rivera, G: 2017, 97). El foco lo ponen en la naturaleza dando importancia a la justicia medioambiental y al entorno de la ciudad.

 

Desde el ecofeminismo, la eco-semiótica y el eco-cosmopolitismo aparecen los lugares connotados, los espacios y los sitios paradigmáticos de la posmodernidad. Merino deambula por los no-lugares de Marc Augé metaforiza la idea de espacio con un emplazamiento concreto.  La crítica de Cuentos de la Naturaleza de José María está realizada desde la ecocrítica no como una metodología sino como una denuncia de los problemas que aquejan al ser humano en relación con el medio ambiente y en el que confluyen como se puede ver, una gran variedad temática. La ecología, el medio natural, los animales y la relación del ser humano con el entorno, la conciencia y la ética ecológica le llevan a José María Merino a incidir en el paisaje como protagonista de su libro de cuentos. La naturaleza como género literario mezclado con las ficciones literarias de Merino nos recuerda por intertextualidad a Platón, Eliot, Linneo. El paisaje es un personaje en el que se vislumbran imágenes de la naturaleza, referentes, arquetipos, símbolos e imágenes. El misterio y el enigma surgen en sus personajes en los que se percibe una sabiduría ecológica  y un gran interés sobre el lenguaje de las historias.

 

Desde la posición geocrítica el estudio que hace Merino de los espacios incide en los elementos de la literatura fantástica, diseccionando las coordenadas espacio-temporales en cada uno de sus relatos divididos de forma estructural por medio de conectores temporales y acentuación de la espacialidad. Los pasajes y las escenas de los relatos se nutren de dicotomías, dobles, reflexiones, trasgresiones del lenguaje y aspectos literarios propios de la posmodernidad. Aparece la vertiente ficcional de la ensoñación del espacio donde cabe expresar la interioridad del pensamiento del ser humano en referencia al corpus del lugar, el fenómeno, el arraigo o desarraigo a la tierra. Aparecen en la mente del autor las cartografías mentales de la identidad a un lugar, un movimiento, una posición.

 

Desde la posmodernidad del XXI, cabría una justificación filosófica de los cuentos vista por Foucault, Deleuze y Guattari y Jamieson seccionando la ausencia de profundidad, analizando el simulacro, desechando lo superficial y lo banal del pensamiento ecológico del ser humano. Esto implica enclavar a Merino en la recuperación de la memoria histórica a través del tiempo así como una desterritorialización o amnesia territorial, con cierto dinamismo, elogio del nomalismo (Deleuze y Guatarri). En definitiva, se puede hacer una cartografía del espacio, un análisis geocentrado e imaginario o un mapa cognitivo de los espacios y lugares por los que transita Merino en sus relatos. El estudio del paisaje implica incidir en los diferentes elementos de la ecología, disfrazar los paraísos fiscales e indagar en la alteridad como necesidad y búsqueda de uno mismo.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

  • Campos-F.-Fígares, M., & García-Rivera, G. (2017). Aproximación a la ecocrítica y ecoliteratura: literatura juvenil clásica e imaginarios del agua. Ocnos, Revista de Estudios sobre Literatura, 16(2), 95-106.
  • Contreras, J. (2002). Educar la mirada y el oído. Percibir la singularidad y también las posibilida­des. Cuadernos de pedagogía, 311, 61-65.
  • Jamieson, D. (1996). The Ecocriticism Reader: Landmarks in Literary Ecology. Georgia: University of Georgia Press.
  • Merino, José María (2018). Cuentos de la naturaleza. Edición y prólogo de Natalia Álvarez Méndez. (Las Puerta de lo Posible; 3). [1ª ed.]. León: EOLAS.
  • Orr, D. (1992). Ecological Literacy: Education and the Transition to a Postmodern World. Albany: State University of New York Press.

 

3 comentarios

    1. Difícil mostrar mayor cariño y admiración hacia el autor y lo imprescindible y cambiante de la relación hombre y naturaleza. Muy bello Almudena!!

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