LA POESÍA Y MÍSTICA DE SAN JUAN DE LA CRUZ, por Isabel Rezmo, Poeta y Gestora Cultural
CLAVES EN LA POESÍA SAN JUANISTA
Hablar de San Juan de la Cruz es hablar de uno de los mejores poetas de lengua española y universal de todos los tiempos.
Su influencia ha sido muy importante en diferentes doctrinas y teorías del mundo. La espiritualidad que emana de sus escritos ha sido objeto de estudio y de consideración, y no es raro que salga una nueva tesis o ensayo, o trabajo que pueda tocar algún aspecto de su obra.
Pero San Juan de la Cruz es ante todo poeta.
Su poesía está enriquecida por la confluencia de tres influjos: por un lado, el bíblico del Cantar de los Cantares, y, por otro, la tradición de la poesía culta italianizante y la tradición de la poesía popular y de cancioneros del Renacimiento español.
El influjo de la Biblia es fundamental en su poesía, en tanto actúa como molde y catalizador del resto de lecturas que conforman el bagaje cultural de San Juan de la Cruz. Combinando la antigua simbología del Cantar de los cantares con las fórmulas propias del petrarquismo, produjo una rica literatura mística, que hunde sus raíces en la teología tomista y en los místicos medievales alemanes y flamencos.
Su producción refleja una amplia formación religiosa, aunque deja traslucir el influjo del Cancionero tradicional del siglo XVI, sobre todo en el uso del amor profano (las figuras del amante y de la amada) para simbolizar y representar el sentimiento místico del amor divino.
Úbeda, en los meses de noviembre y diciembre se viste de misticismo. Se organizan toda una seria de actividades, charlas, conferencias entorno a la figura de San Juan de la Cruz, de su presencia en estas tierras, por lo que es un gran aliciente para poder comprender a este gran representante de la mística.
San Juan de la Cruz vive en uno de los periodos más ilustres para España, no solo en cuanto al poder político y económico del imperio español en esos momentos, sino además, porque en la literatura, también coincide con uno de los periodos más fecundos de la historia de España y de la literatura universal: EL SIGLO DE ORO.
EL RENACIMIENTO Y EL SIGLO DE ORO
Renacimiento significa resurgimiento de algo. En este caso significa un nuevo resurgir de la cultura grecolatina que se había olvidado tras la caída del imperio romano. Este movimiento social, artístico y literario surgió en Italia pero se extendió por toda Europa. A esta época se le ha llamado Siglo de Oro; pero parece más apropiado el nombre de Edad de Oro ya que ocupa casi dos siglos: el XVI y el XVII.
El Renacimiento supuso un importante cambio social y cultural respecto a la Edad Media. Durante el reinado del emperador Carlos V que comenzó en 1517, llega a España la influencia italiana a través de escritores españoles que habían vivido en la corte napolitana, atraídos por su fama y esplendor. Aportaron a la lírica española nuevos versos y estrofas: soneto, lira, silva, terceto.
El poeta renacentista se preocupa por encontrar nuevas formas para expresar la belleza, y por renovar los temas de sus obras. El poeta desea crear un mundo de belleza mediante un estilo sencillo.
Los temas más frecuente son:
El amor. Se idealiza a la mujer de tal modo que llega a considerarse como un reflejo de la belleza divina. Este amor idealizado se conoce con el nombre de amor platónico. La naturaleza. Se concibe como un símbolo de la perfección divina. Se describe como un remanso de paz, sosiego y armonía donde se desarrolla la acción amorosa.
La mitología. Se utilizan los mitos y leyendas de los dioses grecolatinos como fuente de inspiración poética; sirviendo a la vez para dar belleza a la obra desconocidas hasta entonces.
Destacamos a Garcilaso de la Vega:
SONETO I
Cuando me paro a contemplar mi estado
y a ver los pasos por dó me ha traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;
mas cuando del camino estoy olvidado,
a tanto mal no sé por dó he venido:
sé que me acabo, y mas he yo sentido
ver acabar conmigo mi cuidado.
Yo acabaré, que me entregué sin arte
a quien sabrá perderme y acabarme,
si quisiere, y aun sabrá querello:
que pues mi voluntad puede matarme,
la suya, que no es tanto de mi parte,
pudiendo, ¿qué hará sino hacello?
LA LÍRICA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVI
La lírica de esta época coincide con el reinado de Felipe II y refleja las preocupaciones religiosas generadas por la reforma protestante. Aparece entonces la literatura llamada ascética y mística.
Ascética: Describe las actividades que debe realizar la mente humana para llegar a ser perfecto y salvarse.
Mística: Después de la etapa ascética, Dios concede a algunas almas el don del amor en su más alto grado. Se da la unión con Dios y se alcanza la perfección.
Utilización de un lenguaje sencillo, sin demasiados adornos literarios; pero de forma muy cuidada. Los temas son religiosos, morales y filosóficos. La mitología sirve de base para poner ejemplos sobre algún tema religioso, moral o teológico.
Destacamos a Fray Luis de León:
AGORA CON LA AURORA
Agora con la aurora se levanta
mi Luz; agora coge en rico nudo
el hermoso cabello; agora el crudo
pecho ciñe con oro, y la garganta;
agora vuelta al cielo, pura y santa,
las manos y ojos bellos alza, y pudo
dolerse agora de mi mal agudo;
agora incomparable tañe y canta.
Ansí digo y, del dulce error llevado,
presente ante mis ojos la imagino,
y lleno de humildad y amor la adoro;
mas luego vuelve en sí el engañado
ánimo, y conociendo el desatino,
la rienda suelta largamente al lloro
LA POESÍA EN SAN JUAN DE LA CRUZ
San Juan de la Cruz explota un sentir religioso que vuelva al origen, al contacto con el Creador en una actitud humilde pero a la vez resplandeciente.
Su mística es una mística del estaxis, del amor a lo creado, de acercar al hombre a la divinidad sin olvidar su condición de humano, un humanismo existencialista, volcado en el hombre que llega a Dios a través del éxtasis y de un estado perfecto de armonioso encuentro para él y por él.
ENTRÉME DONDE NO SUPE
Los versos que siguen han sido escritos después de un éxtasis. Su fecha y lugar de composición son inciertos. Aunque no teniendo el lirismo de los grandes poemas de la Noche, del Cántico y de la Llama, y pocas imágenes, desarrolla un tema caro a Juan de la Cruz: el de la superación, en la experiencia mística, de toda ciencia y saber humanos. Eso, para dar lugar aun conocimiento supremo y a un “sentir sublime” de la divinidad.
Entréme donde no supe,
y quedéme no sabiendo,
toda sciencia trascendiendo.
-
Yo no supe dónde entraba,
pero cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí.
no diré lo que sentí,
que me quedé no sabiendo,
toda sciencia trascendiendo.
-
De paz y de piedad
era la sciencia perfecta,
en profunda soledad,
entendida vía recta ;
era cosa tan secreta,
que me quedé balbuciendo,
toda sciencia trascendiendo
Sobriedad, elegancia, reestructuración y detalles sin adornos sobrios y pobres….el alma tiene que encontrarse con Dios en un estado de desapego, de oclusión, de austeridad..:
“Cuando hablamos de unión del alma con Dios, no hablamos de esta unión sustancial que siempre está hecha, sino de la unión y transformación por amor del alma con Dios, que no está siempre hecha, sino sólo cuando viene a haber semejanza de amor. Y por tanto, esta se llamará unión de semejanza… la cual es cuando las dos voluntades, conviene a saber, la del alma y la de Dios, están en uno conformes, no habiendo en la una cosa que repugne a la otra.
Renacer en el Espíritu Santo en esta vida es tener un alma semejante a Dios en pureza, sin tener en sí alguna mezcla de imperfección; y así se puede hacer pura transformación por participación de unión, aunque no esencialmente”
Subida al Monte Carmelo- San Juan de la Cruz
El poeta intenta explicar (ya que él sabe perfectamente que es imposible reflejar en un escrito todo su sentimiento místico) cómo se manifiesta el amor de Dios en él, cómo lo siente en su pecho y suspira con anhelo por el momento en que su amor pueda consumarse:
¡ Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro !
Pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres ;
rompe la tela de este dulce encuentro.
2
¡ Oh cauterio suave !
¡ Oh regalada llaga !
¡ Oh mano blanda ! ¡ Oh toque delicado !
Que a vida eterna sabe
y toda deuda paga ;
matando, muerte en vida la has trocado.
3
! Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con estraños primores
calor y luz dan junto a su querido !
4
! Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras,
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno
cuán delicadamente me enamoras!
LA MADRUGADA DEL 13 AL 14 DE DICIEMBRE
La noche del 13 al 14 de diciembre del 1591, cuando las campanas de la SacraCapilla del Salvador de Úbeda daban las doce, Un fraile salió de la celda en la que se encontraba fray Juan de la Cruz, para tocar a maitines. Al oír las primeras campanadas el fraile enfermo preguntó: “¿A qué tañen?”. Tras escuchar la respuesta, exclamó: “Gloria a Dios, que al Cielo los iré a decir”. Acto seguido, puso sus débiles labios en un crucifijo que sostenía entre sus manos y musitó: “Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Inclinó su cabeza y al momento expiró. Su frágil cuerpo repleto de llagas, maloliente, comienza en ese momento a despedir un olor a rosas.
El santo ha cruzado su noche más larga, su noche más oscura, un camino que avanza por la puerta estrecha y le conduce al encuentro con Dios, el cenit sublime hacia los brazos del Amado como él escribió…Su alma se ha purificado de las miserias humanas, de las tinieblas más profundas se ha desnudado de todo vestigio humano, de dolor, sufrimiento, soledad y abandono para caminar hacia la luz que irradia morir en Cristo, sufrir por Cristo y llegar a Cristo…
LA NOCHE OSCURA.
La noche oscura. Canciones del alma que se goza de haber llegado al alto estado de la perfección, que es la unión con Dios, por el camino de la negación espiritual.
En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
(¡oh dichosa ventura!)
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada. 5
A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
(¡oh dichosa ventura!)
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada. 10
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guía
sino la que en el corazón ardía. 15
Aquésta me guïaba
más cierta que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía. 20
¡Oh noche que me guiaste!,
¡oh noche amable más que el alborada!,
¡oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada! 25