“Por sus ojos mío Cid su tristemente llorando;
Volvía atrás la cabeza y se quedaba mirándolos.
Miró las puertas abiertas, los postigos sin candados,
Las alcánduras vacías, sin pellizcotes ni mantos.
Suspiró entonces mío Cid, de pesadumbre cargado,
Y comenzó a hablar así, justamente mesurados:
-¡Loado seas,señor,Padre que estás en lo alto!
Todo esto me han urdido mis enemigos malvados.”
(Cantar,1)
La denominada Jura de Santa Gadea fue un acontecimiento importante en la historia de Castilla y León, teniendo como protagonistas a Sancho II el Fuerte, Alfonso VI y al Cid.
Aunque algunos historiadores niegan la existencia de este hecho, sí que es cierta la belleza y trascendencia literaria ( de ello se ocupa el Romancero) y es la clave de las hazañas del burgalés Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como El Cid Campeador.
Durante su reinado se introdujeron en la monarquía leonesa y en la península, las primeras manifestaciones artísticas del nuevo arte románico, como por ejemplo la Cripta de San Antolín de la catedral l y el pórtico real de la Colegiata de San Isidoro de León, convertida después en panteón real. Imagen de Fernando I
Al morir Fernando I el Magno, en 1065, -considerado el fundador del reino de Castilla y de la monarquía castellana, aunque el primer rey fue su hijo Sancho II, dividió sus reinos entre sus hijos. Al primogénito Sancho le dejó Castilla y las parias de la taifa de Zaragoza. A su favorito Alfonso le dejó el reino de León, correspondiéndole el título imperial así como los derechos de la taifa de Toledo. Su otro hijo García recibió el reino de Galicia y los derechos sobre las taifas de Sevilla y Badajoz. A sus hijas Urraca y Elvira les correspondió las ciudades de Zamora. y Toro, también con dignidades de realeza. A su muerte se produce una guerra fraticida entre sus hijos.

Históricamente la Jura se produce en un momento en que Sancho II de Castilla muere, asesinado por el noble leonés Vellido Dolfos, al intentar arrebatar Zamora a su hermana Urraca quien protegía los intereses de su hermano Alfonso, que se hallaba refugiado en la Taifa de Toledo. Es entonces cuando al parecer El Cid Campeador –alférez del rey Sancho II-obligó a Alfonso VI el Bravo, rey de León, a jurar que no había participado en el asesinato de su propio hermano, el rey Sancho II de Castilla.
Según la tradición, el juramento que hubo de prestar Alfonso VI tuvo lugar en la iglesia de Santa Gadea, a finales del año 1072 .Esto le costó al Cid su destierro de Castilla, a lo que se unió el hecho de que el conde de Nájera acusara al Cid de apropiarse de parte de las parias de Sevilla y de confabularse con García (hermano del rey) para derrocar a AlfonsoVI. Éste haciendo caso de su amigo García-Ordoñez, desterró al Cid de Castilla en el año 1081.
A finales de 1086 o principios de 1087, ante el peligro de invasión almorávide, al rey Alfonso VI le perdona y el Cid regresa a Castilla, aunque pronto vuelve otra vez a Levante para seguir combatiendo. Poco después, en 1088 un nuevo desencuentro con el rey provoca el segundo destierro, que durará unos cuatro años. Tras incesantes años de lucha, en 1094, después de un largo y duro asedio conquista Valencia, donde morirá en 1099.

La iglesia de Santa Gadea o Santa Águeda (Burgos)es un templo pequeño y sencillo, de una belleza especial. Tiene forma alargada y está compuesta de una sola nave con una capilla lateral, la de los Escalada, de estilo neoclásico. Se observan diferentes etapas constructivas, la del gótico del siglo XIV de algunas de sus bóvedas, la del XV en la construcción del ábside, y la del XVII en el arco del coro.
Interesantisimo el articulo de D. Alfredo Pastor.El Cid como personaje que se mueve entre la realidad y la ficción me interesa bastante.Gracias Alfredo.