EL GAUCHO VIAJERO, por José Manuel Mójica Legarre. Escritor y Maestro en los fogones.
Aquí me pongo a cantar/ al compás de la vihuela/ que al hombre que lo desvela/ una pena extraordinaria/ como el ave solitaria/ con el cantar se consuela.
Muchos ya habrán reconocido en estos versos el comienzo del libro “Martín Fierro” de José Hernández que podría considerarse como el texto de literatura épica gauchesca por antonomasia. En efecto, las vivencias del gaucho Martín Fierro, oprimido, reclutado, perseguido y finalmente cantor errante, trazan un aguafuerte desgarrado, violento, que muestra las más que duras condiciones de vida de los gauchos de finales del siglo XIX y principios del XX; lo que nadie podría pensar es que, en los tiempos que corren, exista una persona cuya filosofía de vida y lo similar de sus experiencias vitales se acerquen tanto a la estampa de un Martín Fierro, payador y cantor errante.
El martes 11 de julio de 1961, mientras la princesa Grace de Mónaco peregrinaba en Lourdes y Deborah Kerr disfrutaba de los sanfermines, nacía en Bahía Blanca, Argentina, un niño al que le impusieron el nombre de Raúl. Tras sus estudios primarios y secundarios, se licenció en enfermería llegando a ser técnico en diagnóstico por imágenes; pero aquel mocetón nacido en el seno de una familia humilde y trabajadora tenía en el alma un ansia que su profesión nunca llegó a llenar por completo. Escribe Raúl en su “Biografía”:
Cuando era apenas un pibe
me entró la curiosidad
y buscando una verdad
que nadie me contestaba
enfrenté la sudestada
y me marché en soledad.
Con mi guitarra a cuestas
empecé a rodar caminos
del bello suelo argentino
y de otros muchos lugares,
de aquellos largos andares
brotaron los versos míos.
Nació así esta vocación
de rimar los sentimientos
abrazado al instrumento
de madera soñadora
que con sus cuerdas sonoras
da voz a mis pensamientos.

Así pues, una mañana dejó todo atrás y, con una mochila al hombro y su fiel guitarra, puso rumbo a la Pampa en donde aprendió a tañer aquel trozo de madera con los mejores: con los gauchos que tras una dura jornada se sientan alrededor del fuego a romper el silencio de la noche cantando sus penas y sus alegrías; continuó su camino hasta que sus pasos, ya maduros y experimentados, le trajeron a España asentándose en Aragón en donde vive. Su obra, su canto, nace de las venas minerales de su tierra, del salitre amargo de trabajo sin recompensa y del poso acre que deja el diario sobrevivir en una sociedad que, cada día que pasa, dedica menos tiempo a escuchar.
He tenido la inmensa suerte de compartir con Raúl algunas noches en las que el vino desata los sentimientos, en las que la pasión de tocar la guitarra le sale por la punta de los dedos y la necesidad de cantar lo que su alma rumia le apelotona versos en la garganta hasta que brincan en el aire y se cuelgan de esa estrella que miran los gauchos mientras cantan. Sus versos que suenan broncos a veces, contienen la verdad de quien versea lo que siente sin esperar a que las rimas se acomoden a lo que es políticamente correcto. Esta sinceridad que hace jirones la poca trascendencia de la música comercial, los textos de consumo masivo, ponen en el alma de quien escucha, un punto agridulce que sólo puede aceptarse sin dolor paladeando el dulce vino de la amistad y los caminos.
Su humildad es de tal calibre que, sobreviviendo de mil oficios cuyo salario completa la muy exigua aportación de la guitarra, los recitales y los conciertos, su voz, su arte, siempre están prestos a colaborar de manera gratuita en cada uno de los lugares en los que requieren su presencia para actos benéficos; por ello he querido compartir con ustedes el orgullo de conocerle, la inmodestia de considerarme su amigo y, sobre todo, sus versos que pueden descargar desde el blog de la revista. Para terminar, sólo puedo hacerlo con la definición de sí mismo que hace en su “Biografía”:
Por pobre ni sombra tengo
ni siquiera biografía
tan solo estas coplas mías
y una guitarra viajera
que ha sido mi compañera
por toda la geografía.
Esta es la modesta historia
de este viajero argentino
que ha hecho de andar caminos
su manera de vivir
y que utiliza el sentir
para dar forma a su trino.
Gracias por tu canto gaucho, gracias por ser la última voz de un gaucho viajero que nos hace el mayor regalo que puede ofrecerse: la propia vida. Chau, hermanazo; hasta la próxima noche.
De la ocasión que me brinda
buen amigo me aprovecho,
frente a usted y abierto el pecho
dejo escapar en milonga
mi copla triste y mistonga,
si las hay bajo este techo.
Aprovechando la huella
que Atahualpa dejó abierta
voy a entrar por esa puerta
que me lleva hacia el pasado
para airear lo que he guardado
manténgase usted alerta.
He de adentrarme en el tiempo
recurriendo a la memoria
para rescatar la historia
que le quiero relatar
y usted a de separar
lo que es bueno de la escoria.
Yo nací en un barrio pobre
con anchas calles de tierra
donde la reina miseria
gobierna sin dar razones
y aprieta los cinturones
como en los tiempos de guerra.
Mis viejos, que hablaban poco
me aconsejaban con hechos,
al mundo ponían el pecho
trabajando sin descanso
igual que caballo manso
que avanza lento y derecho.
Mi padre construía casas,
mi hermano amasaba pan
movidos por el afán
de vivir algo mejor
pero era para otro señor
toda la luz del fanal.
En tiempo de privaciones
aprendí que la templanza
es una virtud que no alcanza
a calmar los corazones,
los consejos traen razones
pero no llenan la panza.
Porque parece mentira
que ni en la universidad
se aprende en profundidad
lo que se aprende en la calle
hasta el ínfimo detalle
y a golpes de realidad.
Sueña el pobre con salir
de la agobiante pobreza
y en el intento se deja
la juventud y la vida
sin encontrar la salida
y sin alzar la cabeza.
Mientras mira desde afuera
la vida del potentado
él ve pasar a su lado
lo que nunca será suyo
solo le queda el orgullo
y los sueños destrozados.
Por entonces conocí
a señores disfrazados
de corderos avezados
en el arte de educar
y en eso de adoctrinar
son maestros consumados.
Al ignorante le dicen
que la única verdad
es la que ellos le dan
y lo demás es basura
así el listo se asegura
su pervivencia y su pan.
De la mano del gobierno
siempre van emparejados,
se reparten lo robado
con descaro y sin piedad
después hablan de igualdad,
de pureza sin pecados.
Salí a buscar a ese dios
tan bueno que ellos decían
pero las tripas vacías
no entienden de religión
se retoban cual malón
sin entrar en la porfía.
Conocí en aquellos tiempos
otra raza diferente,
los políticos que siempre
van pregonando sus dones
y son vulgares ladrones
que se burlan de la gente.
Decidí que los caminos
me darían la respuesta
y con mi guitarra a cuestas
y montones de ilusión
recorrí cada rincón
sin más que la ropa puesta.
Los senderos me enseñaron
que el más rico del mundo
es quien pesca en lo profundo
y no se queda en la orilla
la elección es muy sencilla
y el resultado rotundo.
La mayoría prefiere
el camino más directo
no le importa si es correcto
solo le importa llegar,
yo preferí cabalgar
despacito contra el viento.
Me dijo un día el camino,
al escucharme pasar,
nunca dejes de cantar
cantá siempre, amigo mío,
aunque sea duro el destino
que te toque transitar.
Pero no solo le cantes
al amor y a la belleza
ponele voz a la pobreza,
versos al hambre y al llanto
y denuncia con tu canto
el oprobio y la bajeza.
Cuidá siempre que tu trino
hable del pobre y sus penas
del ruido de las cadenas
que arrastran los oprimidos,
del niño que se ha dormido
sin haber probado cena.
Cuando decidas el rumbo
que tu canto ha de seguir
ya no podrás desistir
ni echar el cuerpo a un costado
sino, lo que hayas cantado
a nadie le ha de servir.
Si te llevara tu sino
más allá de las fronteras,
sin olvidar tu bandera,
aprendé de otras culturas
aprovechá tu ventura
para ver lo que hay afuera.
Al alejarte del cuadro
mejorás tu perspectiva
para ver las llamativas
aristas que antes no vieras
y hallarás otra manera
de mirar a tu Argentina.
Recordá que no es tu patria
solo un pedazo de trapo,
ni es un discurso barato
de esos que llenan la boca
de los presuntos patriotas
que la empeñan en sus tratos.
El hombre que vive libre
es libre para elegir
por donde quiere seguir
la ruta que se ha trazado
pero una vez que ha empezado
ya no puede desistir.
Muchas veces me dejé
arrastrar por la corriente
pero siempre fui conciente
de que tenía un destino
y retomaba el camino
hacia la vida decente
Por eso no juzgo a nadie
si se equivocó de senda
talvez sirva para que aprenda
de la vida una lección
pues arranca el tropezón
de los ojos toda venda.
Ha de andar después alerta
en cada paso que de
de no chocar otra vez
con la piedra que chocara
sino, las leguas andadas
ha de andarlas del revés.
Una vez un gran amor
me mantuvo encadenado,
tanto tiempo ha pasado
y no he podido olvidar
el brillo de su mirar
el más lindo que he mirado.
Si era como ver el cielo
en las tardes de verano
tan cálidos, despejados
que me miraban sonrientes
y eran sus labios ardientes
rojos ceibos encarnados.
Su fina piel de magnolia
recorrí en cada rincón
fue tiempo de la pasión
sin mesura y desatada
y es la herida mal curada
que aun llevo en el corazón.
Sus pequeñas manos blancas
resumían universos
que yo llenaba de besos
y ella los devolvía
cada minuto del día
era caldo para versos.
Por ella dejé de lado
mi rumbo de peregrino
me aparté de los caminos
por los que antes transité
y en milongas desgrané
mis versos de amor, mi trino.
Se puede el hombre enfrentar
a los peligros más fieros
y con su temple de acero
todo puede superar
pero no puede escapar
al amor cuando es sincero.
Por eso cuando se acaba
pierde toda su alegría
y sumido en su agonía
vaga sin rumbo fijado
soltando el llanto guardado
por el sueño que tenía.
Una mañana cualquiera
conocí la soledad
y la triste realidad
de verme otra vez tan solo
me enseñó sobre los polos
que hay detrás de una verdad.
Pues luego de una día claro
y de una tarde soleada
llega la noche cerrada
en un contraste rotundo
y es igual en todo el mundo
la moneda y sus dos caras.
¿Qué sería del verano
sin el frío del invierno?
puede parecer eterno
pero todo se termina
porque la vida combina
el edén con el averno.
Y sin que yo lo quisiera
también se acabó ese amor
y con todo ese dolor
metido muy dentro mío
volví de nuevo al camino
ya perdida mi ilusión.
Talvez por aquellos días
salieron de mi guitarra
las milongas más amargas
y las notas más sentidas
que perfumaban los días
y aquellas noches tan largas.
Así que retomé esa vida
de aprender mientras marchaba
y hoy son las leguas andadas
vividas enciclopedias
pues nada se aprende a medias
cuando es ardua la rodada.
Las maravillas del mundo
me deslumbraron los ojos
algunas solo despojos
de lo que fue en otro tiempo,
otras grandes monumentos
que se yerguen orgullosos
El David, de Miguel Angel,
la Alhambra, o el Taj Majal
son la muestra más cabal
de lo que el hombre puede hacer
cuando aplican su saber,
su paciencia y voluntad.
Por su gran inteligencia
mucho el hombre ha progresado
hasta la luna ha llegado
y avanzado en todo campo,
sin sucumbir al quebranto
cuando en algo ha fracasado.
Pero su afán de progreso
se transformó en ambición
y olvidando la razón
que movía sus anhelos
hoy solo mueve los dedos
para amasar otro millón.
Ahora va por el mundo
sin mirar a los costados,
no le importa si su hermano
ha de sufrir por su culpa,
solo mira cuanto abulta
el dinero que ha ganado.
Para concretar sus planes
invade mata y destroza
enviando a la misma fosa
a justos y pecadores
sin pensar en los dolores
que provoca si él progresa.
Mientras muchos mueren de hambre
o sucumben en la guerra,
otros acumulan tierras,
riquezas y posesiones
sin importar las naciones
que arrasan y luego entierran.
Como el triste cambalache
que tan bien describe el tango
todos juntos en el fango
al mismo tiempo metidos
y hasta los codos hundidos
en el ruidoso fandango.
Pero el hombre ha de enfrentar
sus culpas con entereza
soportando la dureza
del castigo que le toque
pues, no le sirve el enroque
para ocular su bajeza.
Toda acción ha de tener
su debida consecuencia,
no hace falta mucha ciencia
para entender la cuestión
la vida busca ocasión
y utiliza la conciencia.
Cuando pasa la factura
la conciencia es implacable
y le torna insoportable
la vida al que esconde culpas
como un espejo que insulta
y que le grita ¡culpable!
Por eso siempre enarbolo
el respeto por bandera
procurando quedar fuera
de las acciones dudosas,
si están las baldosas flojas
mejor cambio de vereda.
Ha sido largo el camino
que inicié cuando era un crío,
a veces oscuro y frío,
otras suave y relajado,
de todo ello he sacado
sustancia para mi trino.
Hoy canto con fundamento
sobre todo lo vivido,
es tanto lo que he aprendido
durante estos largos años
apartado del rebaño,
solitario peregrino.
El tiempo se me escurrió
y se me fueron los años
mientras arreaba un rebaño
de ilusiones, cuesta arriba
y se me iba la vida
como el agua por un caño.
Algunas veces miro atrás
y me invade la nostalgia
como líquida substancia
se me cuela por los poros
y es entonces cuando añoro
lo que dejé en la distancia.
Si hago un balance no se
si he perdido o ganado,
riquezas no he acumulado
pero nado en la abundancia,
soy dueño de la fragancia
de las flores que he mirado.
Por las noches soy el amo
de la luz de las estrellas,
me saludan todas ellas,
también la luna a mi paso
me obsequia con un retazo
de su luz pálida y bella.
Muchas veces dormí a raso
en donde reina la calma
y desperté con el alba
y el primer rayo de sol
me declaró su señor
enriqueciéndome el alma.
Como todos los demás
yo he nacido desnudo
por eso siempre procuro
ir ligero de equipaje
para mi la ida es un viaje
sin urgencia y sin apuro
Aun llevo sobre los hombros
el mismo poncho raído
y el cabello encanecido
por los años que pasaron
sin querer se amontonaron
y sin notarlo se han ido.
También llevo mi guitarra
vieja criolla compañera
que conserva en su madera
memorias de alto ciprés
del árbol que otrora fue
antes de hacerse viajera.
A veces deja escapar
un suspiro de nostalgia
cuando siente la fragancia
de otro árbol a su paso
y se le cae un retazo
de milonga en la distancia.
A pesar de rodar tanto
y del tiempo transcurrido
no he cosechado enemigos
de quienes deba esconderme
y puedo enorgullecerme
de tener buenos amigos.
Puede el hombre perder
su trabajo y su dinero,
puede ser duro el sendero
que le toque transitar
pero debe conservar
la amistad con gran esmero.
Es la mano solidaria
y la palabra de aliento,
es en los buenos momentos
la carcajada sonora,
y el abrazo que se añora
cuando soplan malos vientos.
Por eso, querido amigo,
ahora quiero terminar
pues la historia de mi andar
talvez le suene aburrida,
esta historia que es tan mía
como tan suya al final.
Que más puede ambicionar
este gaucho peregrino
que tener un buen amigo
a quien poderle contar
todo lo que aprendió al andar
este viajero argentino.

Es la segunda ocasión
que usted me invita a su casa,
cosa que no siempre pasa
a un gaucho como yo
que una vez que alza la voz
ni muriéndose se calla.
Quizá este defecto mío
nació junto a los pesares
que viven por esos lares
donde habita la pobreza
y que llenan de tristeza
y de penas mis cantares.
En tiempos de vacas gordas
todos son buenos amigos
pero si luego el camino
amenaza malos vientos
nos encerramos adentro
y acaparamos abrigo.
Nadie se deje engañar
por la mano traicionera
que cual caricia sincera
le palmea el hombro ahora
mañana a la misma hora
lo ignora o abofetea.
El buen gaucho lleva siempre
su corazón en la mano
y ha de brindar a su hermano
lo mejor que hay en su rancho
y así se le cuela un chancho
disfrazado de paisano.
Aprovecha la bondad
y se muestra agradecido,
mas luego al menor descuido
le roba al otro su pan,
“su mujer y su gabán”
Como el peor de los bandidos.
Mas cuando al pobre le toca
llamar a puertas ajenas,
a nadie importan sus penas
ni le duelen sus dolores
cada uno cuida sus flores
y sin mirar hacia afuera.
Buscando trabajo estuve
andando leguas enteras,
hasta traspasé fronteras
para conseguir trabajo
y al final caí tan bajo
que recordarlo me apena.
El que creía mi amigo
me dio la espalda sin más,
me derivó al capataz
y el capataz engreído
me obligó, como castigo
a mendigar por mi pan.
Necesitando un mendrugo
para llevar a mi rancho
soporté aquel carancho
revoloteando ahí encima
porque las tripas vacías
sonaban a zafarrancho.
Pero ese pan hace doler
al pasar por la garganta
más que doler agiganta
por dentro la rebelión
estrujando el corazón
y revolviendo la panza.
Descubrí que casi nadie
es de por si generoso,
cuando puede se hace el oso
y mira para otro lado
esquivando al necesitado
como si fuera un leproso.
Y talvez por esa causa
me convertí en ermitaño
a nadie quiero hacer daño
y así evito que me lo hagan,
me quedó a fuego grabada
la lección del desengaño.
No vaya a pensar usted
que yo he venido a llorar
y entienda que mi cantar
es fruto que he recogido
a lo largo del camino
en años de trajinar.
A nadie le echo la culpa
por lo mucho que he sufrido
porque yo solo he elegido
la senda que transitar
y después de tanto andar
le cuento lo que he vivido.
Talvez la culpa la tenga
mi manera de elegir
porque me gusta vivir
como me enseño mi padre
el vino es vino o vinagre,
blanco o negro, nunca gris.
Me negué al camino fácil
y evité cualquier atajo
y caminando a destajo
emprendí la cuesta arriba
mientras se me iba la vida
como sangre por un tajo.
Yo se bien que hay otras rutas
que llevan al mismo fin
pero siguiendo un sentir
que me venía de adentro
avancé de cara al viento
que es mi forma de vivir.
La vida me compensó
con muchos buenos momentos
no dura siempre el mal tiempo
ni llueve todos los días
por eso estas coplas mías
a veces cambian de acento.
La llegada de mis hijas
cambió el color a mi vida
transformaron mi guarida
en jardín lleno de flores
con dibujos de colores
y explosiones de alegría.
Mientras las veo crecer
yo me preocupo por ellas
la vida no siempre es bella
y se los hago saber
pero en cuestión de aprender
cada uno sigue su huella.
Ellas deberán trazar
día a día sus caminos
fabricando sus destinos
cometiendo sus errores
han de recoger sus flores
evitando los espinos.
Me gustaría asegurarles
una vida algo mejor
pero no alcanza el amor
para allanar los senderos
cuando les llegue su enero
aguantarán su rigor.
Elegirán sus banderas
como yo elegí la mía,
disfrutarán de alegrías
y han de llorar por sus penas
sus vidas me son ajenas
aunque las sienta tan mías.
Pues nada le pertenece
a este cantor, ni sus versos,
y ni siquiera los besos
que he dado y he recibido
todo lo visto y vivido
son parte de mi universo.
Cada persona es un mundo,
cada mundo es diferente
que ni el vecino de enfrente
es capaz de comprender
cada uno a su entender
elige el tren de su suerte.
Antes de echarse a opinar
sobre las cosas ajenas
hay que plantearse si es buena
y sana nuestra intensión
porque sino la opinión
será una clara condena.
“Uno es uno y las circunstancias”
dijo Ortega, hace ya tiempo
cada uno en su momento
a tenido que elegir
si detenerse o seguir
según su discernimiento.
No se si alcanza a entender
por donde va mi argumento
mi canto va como el viento
rebotando en las esquinas
a veces se desafina
mas no pierde fundamento.
Mi canto son reflexiones
de las cosas que aprendí
y que luego transcribí
para soltarlas cantando
mientras las voy recordando
muestran todo mi sentir.
Yo no soy de esos cantores
que van detrás de la fama
trato de llevar las canas
con toda la dignidad
canto siempre mi verdad
tal como me viene en ganas.
Yo no creo ser el dueño
de la verdad que defiendo
en mi experiencia yo entiendo
que es mi deber defenderla,
más valiosa que las perlas
y es lo único que tengo.
Si ofendiera con mi canto
a alguno de los presentes
quiero que quede patente
que no es esa mi intensión
pero si abro el corazón
surge lo que está latente.
No vaya a pensar usted
que yo albergo en mi interior
algún tipo de rencor
o resentimiento alguno
de lo vivido resumo
y luego se hace canción.
Mas, si resulta que alguno
se diera por aludido
no se haga el ofendido
y disculpe a este cantor
no es mi culpa si el olor
surge de donde ha surgido.
Siempre he tenido cuidado
de vivir honestamente
porque mantengo presente
la mirada de mis viejos,
más pobres que los cangrejos,
pero miraban de frente.
Aquí me tiene otra vez
arrimadito al fogón
disfrutando del calor
y saboreando su vino
aquí me trajo el camino
y aquí suelto mi canción.
Yo le agradezco de nuevo
que me haya usted invitado
no quiero resultar pesado
ni abusar de su amistad
ahora me voy a marchar
vine a cantar y he cantado.
Y dejándole un abrazo
que resume mi emoción
le entrego mi corazón
lleno de agradecimiento
mientras me voy como el viento
susurrando una canción.
Una noche yo cantaba
en “El Vejo Tropezón”
y al terminar mi canción
pidió permiso un viejito
que había estado calladito
escuchando en un rincón.
Con sus manos sarmentosas
acarició el instrumento
arrancándole un lamento
a las vibrantes bordonas
que volaron cual palomas
en busca del firmamento.
Pidió permiso al patrón
y permiso a los presentes
y mirándome de frente
para captar mi atención
soltó desde el corazón
su trino con vos potente.
“Después de haberlo escuchado
deduzco que usted viajó
y en sus viajes cosechó
para su canto sustento
que sirven de fundamento
al canto que aquí soltó.
La experiencia que yo tengo
no es fruto de haber viajado
porque mi vida he pasado
allá en mi pueblo metido
pero mucho he aprendido
masticando lo mirado.
Yo ejerzo mi libertad
sin moverme del lugar
desde allí pude observar
y aprender con lo que veo
todo tiene un lado feo
que se puede mejorar.
“Pueblo chico infierno grande”
reza el antiguo refrán
y así es en realidad
ya que concentra el poblado
lo mejor y los más malo
de toda la humanidad.
Entienda que no pretendo
erigirme en juez de nadie
cada uno elige el aire
y respira como quiere
pero hay algunos que tienen
el hábito más no son frailes.
“El sabelotodo”
Por ejemplo está el señor
con pinta de intelectual
que es un ejemplo cabal
de que a veces la apariencia
carece de aquella esencia
que se quiere aparentar.
Observe como utiliza
un lenguaje rebuscado
y con gestos estudiados
para realzar su postura
da clases de caradura,
en todo tema es versado.
Pero el sabio de verdad
de su saber no hace alarde
deja que el otro hable en balde
y que meta la de andar,
nada querrá demostrar
si no es parte de ese fraude.
Quien permanece callado
por tonto puede pasar
pero si se larga a hablar
disipa todas las dudas,
más vale pasar por mula
que ser mula de verdad.
“El chismoso”
Hay otros que se dedican
a airear los trapos ajenos,
salpican con su veneno
a todo aquel que se cruza
acechan como lechuzas
y siempre cazan al vuelo.
No están bajo las piedras
como cualquier alimaña
pero igual clavan con saña
su ponzoñoso aguijón,
son serpientes de salón
que a toda la gente dañan.
Siempre atacan por la espalda
con malévola intensión
pues tienen el corazón
lleno de resentimiento,
la envidia es su alimento
y criticar su afición.
Tal vez será porque envidian
lo que no pueden tener
y a todos hacen caer
en sus mentiras odiosas
como si no tuvieran cosas
que mejorar en su haber.
“El violento”
Algunos muy primitivos
y a falta de la razón
para reforzar su versión
utilizan la violencia
y a fuerza de prepotencia
imponen su posición.
No se da cuenta el violento
que en cada golpe que da
pierde otro pedazo más
de aquello que perseguía
si tiene su hegemonía
basada en la crueldad.
En el fondo reconoce
su escasa capacidad
pero esconde esa verdad
solapando su bajeza
y amparándose en la fuerza
disfraza su realidad.
Pobre de aquel que no sabe
que en el razonamiento
se encuentran los fundamentos
que alimentan las razones
y evitan las discusiones
que terminan en lamento.
“Pobres y Ricos”
En todas partes del mundo,
tal cual usted habrá visto
unos pocos son muy ricos
y muchos no tienen nada
es algo que no me agrada
y que tampoco me explico.
¿por qué el pobre se desloma
sus días de sol a sol?
mientras tanto su patrón
disfruta de las ganancias
sin pensar que tiene estancia
gracias a que tiene peón.
Las riquezas se concentran
en cuatro terratenientes
pero el resto de la gente
vive hundida en la pobreza
con la terrible tristeza
de saber que es permanente.
Porque el rico se asegura
de generar dependencia
se reviste de indolencia
para ignorar la aflicción
que genera con su acción
de vivir en la opulencia.
Se asegura de que el peón
siga siendo siempre pobre
si nunca le sobra un cobre
ha de cuidar con afán
que nunca le falte el pan
para si mismo y su prole.
Pero si el pobre prospera
puede tornarse insolente
y encontrar que no era verde
si verde dijo el patrón,
sometido y pobretón
mucho mejor que rebelde.
Baja el pobre la cabeza
y se mantiene callado
aguanta el puñal clavado
con singular entereza
aceptando la pobreza
que a su suerte le ha tocado.
Sabe bien que si protesta
lo acusan de rebeldía
y con gran alevosía
lo castigan sin piedad
por atreverse a gritar
y pensar con osadía.
“Los curas”
De todos las cataduras
hay en mi pueblo un ejemplo
como también hay un templo
también conocí a los curas
peligrosos caraduras
presentes en todo tiempo.
Arrean al inocente
como vaca al matadero
y a cambio de su dinero
el paraíso prometen
y al ignorante someten
con mentiras y con miedo.
Son dueños de la verdad
y la imponen sin reparos
luego venden con descaro
su cielo a la humanidad
con total impunidad
desde un púlpito blindado.
Ellos deciden y predican
lo que es malo y lo que es bueno
tienen su discurso lleno
con palabras que convencen
y a los crédulos les venden
de a pedacitos el cielo.
A la hora de cumplir
ellos están exceptuados
su dios lo ha perdonado
por los males cometidos
su cielo ya han conseguido
a pesar de sus pecados.
“El Racista”
Es tan pequeño mi pueblo
como una gota en el mar
no obstante es una total
gran paleta de colores,
buenos, malos y peores
para cada botón un ojal.
El racista se merece
una especial atención
nunca entendí la razón
de tanto ensañamiento
y el triste resentimiento
que anida en su corazón.
Seguramente será
por culpa de la ignorancia
que grita con arrogancia
achacándole al extraño
la culpa de todos los daños
y de él toma distancia.
Discrimina los acentos
y separa por colores
creyendo que son mejores
los que preservan la raza
pues no quieren que en su taza
se misturen los sabores.
Critica el mestizaje
y desprecia al diferente,
él no quiere entre su gente
a gente de otros paisajes
quizás teme que le saque
el bocado de los dientes.
Tal vez olvidó o no sabe
que todos somos viajeros
y que quizás sus abuelos
también fueron emigrantes,
si lo pensara un instante
perdería ese recelo.
De los foráneos aportes
se nutre nuestra cultura
se enriquece con mistura
sin que el origen le importe
no precisa pasaporte
y se mueve con soltura.
“La dictadura”
De rebote conocí
otra raza muy dañina
que por odio o por inquina
instauraron el terror
desparramando dolor
por todas nuestras equinas.
A todo aquel ciudadano
que pensara diferente
lo arrancaban de su gente
con impune autoridad
alcanzando su crueldad
a mi hijo adolescente.
Mi pobre niño soñaba
con un país sin pobreza
soñaba con la grandeza
para su patria querida
y era solo una utopía
que vivía en su cabeza.
Pero una noche a mi niño,
mientras tranquilo dormía
lo despertó la partida
con gritos y culatazos
lo arrancaron de mis brazos
dejándome el alama herida.
Durante años lo busqué
pregunté y pedí favores
hasta que al fin mis temores
un día vi confirmados
a mi niño habían matado
entre torturas y horrores.
A mi hijo más pequeño
lo mataron en la guerra
por defender nuestra tierra
de los piratas malvados
pero triunfa el más taimado
en esta vida tan perra.
“El Amor”
Al amor lo conocí
y sin haberlo buscado
allí mismo en el poblado
en donde siempre viví
y con ella construí
hermosos sueños dorados.
Juntos hicimos el rancho
donde vivimos felices
allí vimos los gurises,
frutos de nuestro cariño
crecer desde tiernos niños
como dos firmes raíces.
Era tan profundo y puro
el amor que nos unió
que nada nos separó
desde el día en que nos vimos
hasta creo que si nacimos
fue porque el otro nació.
“La Tristeza”
Pero al perder nuestros hijos
de a poco se fue apagando
la muerte revoloteando
como si fuera un carancho
hizo nido en nuestro rancho
y la arrancó de mi lado.
Ella que toda la vida
había vivido riendo
poco a poco fue perdiendo
su legendaria alegría
y yo la ví día a día
como se iba muriendo.
Desde entonces la tristeza
me acompaña donde voy
la soledad y el dolor
me siguen como una sombra
y mi guitarra los nombra
cuando suena en mi menor.
Ya ve que yo no he viajado
como ha viajado usted
pero en cuestión de aprender
como ya le he contado
mucho es lo cosechado
queriéndolo y sin querer”
Y así se despidió
agradeciendo a la audiencia
por escuchar con paciencia
las coplas que improvisó,
el público lo aplaudió
y agradeció su presencia.
Después se acercó un paisano
con gesto adusto y sombrío,
pidió silencio al gentío
y un minuto de atención
para cantar su canción
que para usted yo transcribo.
“Yo no soy un buen cantor
mis recursos son escasos
pero iré pasito a paso
armando el rompecabezas,
juntando todas las piezas
y combinando pedazos.
Escuché que uno viajó
y el otro aprendió mirando
mas yo le cuento cantando
que lo poco que aprendí
fue porque mucho sufrí
y lo que sigo aguantando.
Pues mis penas empezaron
a mi más temprana edad
el destino con crueldad
me dejó desamparado
me ha juzgado y condenado
a vivir en la orfandad.
Pronto tuve que aprender
a vivir en soledad
sin caricias de mamá,
ni la protección de un padre,
sin un perro que me ladre,
esa fue mi realidad.
Cual ganado cimarrón
aprendí a sobrevivir
como barco sin timón
donde me llevaba el viento
nadie oía los lamentos
de mi pobre corazón.
Y dando tumbos llegué
a la edad que ha de servir
todo hombre a su país
defendiendo la bandera
cuando un pirata de afuera
la ha querido agredir.
Allí por primera vez
tuve amigos verdaderos,
amistad que con esmero
procuré no descuidar
pues es difícil hallar
un afecto tan sincero.
Entre todos hubo uno
que se convirtió en mi hermano
fue el mejor ser humano
que he conocido jamás,
era noble de verdad
siempre listo a dar su mano.
Los dos juntos enfrentamos
al hambre, al frío y al miedo
y aquel enemigo artero
que por la fuerza quería
despojar a la Argentina
de sus recursos costeros.
Una mañana emplearon
todo su cruel potencial
poniendo el punto final
a toda esa triste historia,
aun conservo en la memoria
aquel momento fatal.
Arreciaba la batalla,
la muerte nos perseguía
y mi amigo dio su vida
para salvarme el pellejo
aunque he llegado a viejo
aún me sangra aquella herida.
Cuando aquello terminó
y volvimos derrotados
todos aquellos soldados
que peleamos esa guerra
para defender la tierra,
pronto fuimos olvidados.
Volví a andar sin más rumbo
que el que dictaran los vientos
arrastrando el desaliento
caí en la delincuencia
descargando con violencia
todo aquel resentimiento.
Así fue como llegué
con mis huesos a prisión,
que es donde la sinrazón
pone la guinda al pastel
porque llega a endurecer
al más tierno corazón.
Pues allí como en la selva
reina la ley del más fuerte,
allí no es cuestión de suerte
el conservar la cabeza
se precisa gran destreza
para esquivar a la muerte.
Aprendí, como la liebre
a dormir con un ojo abierto,
a no dar nada por cierto,
ni esperar de nadie nada,
pues allí todo se paga
no se si a explicarme acierto.
Los días se hicieron años
encerrado tras las rejas,
vi a la gente hacerse vieja,
hacinada cual rebaño
y nadie se llame a engaño,
allí no sirven las quejas.
Después de estar en la guerra,
otra vez volví a matar
tan solo por conservar
lo único que tenía
que era solo mi vida
y así me hice respetar.
El hijo de Martín Fierro
cantó de modo certero
al decir que el carcelero
carece de corazón,
o lo esconde con razón
si quiere ser buen “llavero”.
Hay muchos que son honrados
y cumplen con su trabajo
pero otros por debajo
negocian con los reclusos
incurriendo en el abuso
y cayendo en lo más bajo.
No le voy a describir
porque ya lo hizo Fierro,
la vida en aquel encierro
es tan cruel como la guerra,
maldije a la suerte perra
tras esas rejas de hierro.
Yo salí de aquel infierno
ya cumplida mi condena,
ya libre de las cadenas
y sin mirar hacia atrás
me aislé de la sociedad
que solo me ha dado penas .
Ahora vivo solitario
disfrutando la belleza
de la madre naturaleza
y su perfecto equilibrio,
es el mejor de los libros
y la más grande riqueza.
La nutria me da su piel,
la liebre me da su carne
y el ñandú hace un alarde
de gran generosidad,
carne, plumas y huevos da
y todo en tamaño grande.
El animal más feroz
solo mata para comer
no abusa de su poder
ni come solo por vicio
pues no provoca estropicio
con su fiero proceder.
Sin embargo el ser humano
es egoísta y malvado
abusa de sus hermanos
sin importarle un comino
a quien deja en el camino
para ganarle de mano.
Como ven, amigos míos
mi canto llega a su fin
pero antes de partir
retornando a mi aislamiento
quiero pedir un momento
y una promesa cumplir.
Resulta que aquel hermano
que por mi brindó su vida
me encargó que si algún día
visitaba yo su pueblo
preguntara por Don Merlo
y por su mujer María.
Mas, cuando escuché cantar
a ese viejo, sus pesares
descubrí era el padre
del que fue mi gran amigo
ese gran héroe argentino
que por mí vertió su sangre”
Y después de decir esto
se acercó hasta el rincón
donde aquel viejo cantor
lo esperaba emocionado
y en un abrazo apretado
lagrimearon sin pudor.
Mirándolo a los ojos
cuando su llanto calmó
el viejo le prometió
que ya nunca estaría solo,
ya con eso dijo todo
y de nuevo lo abrazó.
Para cerrar el momento
de tan profunda emoción
para todos invitó
un vino, pero del bueno
y mi hermano, el tabernero,
convocaba a otro cantor.
Y del tumulto emergió
la figura decidida
de una mujer que enseguida
de todos captó la atención
sacándole al diapasón
una dulce melodía.
Agradezco a los presentes
por brindarme esta ocasión
de aportar con mi canción
mi humilde punto de vista,
una milonga algo arisca,
pero de tono dulzón.
Escuché con atención
a los otros tres cantores
que mejores o peores
demostraron su saber,
pero yo como mujer
he traído algunas flores.
En primer lugar quisiera
para que ustedes entiendan
explicarles que esta prenda
es fruto del gran amor
que mi madre profesó
por un cantor de otra tierra.
Amó mi madre a aquel hombre
con ternura y devoción,
le entregó su corazón,
pero todas las promesas
del cantor se hicieron viejas
y a su tierra se volvió.
De aquel cantor solo se
su trayectoria y su nombre,
no creo que sea muy de hombre
actuar como lo hizo él
que cuando sació su sed
olvidó que iba a ser padre.
Allí comenzó el calvario
de aquella pobre mujer
porque tuvo que aprender
a soportar el dolor
de vivir ya sin su amor
al que nunca volvió a ver.
Y como si fuera poco
sus padres la repudiaron
por cometer el pecado
de concebir una vida
sin la venia consabida
de la iglesia y el estado.
La gente la esquivaba
como a enfermo contagioso
y no faltó algún piojoso
que se quiso aprovechar,
ella consiguió avanzar
en camino tan fangoso.
El dedito acusador,
hipócrita y desalmado
siempre apunta al desdichado juzgándolo sin piedad
sin conocer la verdad
al otro ya han condenado.
Pero ella se hizo fuerte
superando aquellas penas
se aprovechó de esa escuela
y de tan duras lecciones
transformando los dolores
en viento para sus velas.
Me transmitió aquella fuerza
con su ejemplo, día a día,
me enseñó a ver alegría
donde todos ven tristeza
y a descubrir la belleza
en medio de las espinas.
Hizo hincapié en compartir
lo poco que hemos tenido,
en allanarle el camino
a quien le toca sufrir,
que llorar o sonreír
son cosas que van conmigo.
Con su ejemplo me enseñó
que el sexo débil no existe,
porque la mujer resiste
mucho más de lo que piensan
aquellos que la sentencian
pero la mujer persiste.
Desde siempre la mujer
ha vivido relegada
y casi siempre obligada
a respetar la opinión
del hombre, aunque su razón
no fuera tan acertada.
Pero los tiempos cambiaron,
para bien o para mal
y ahora puedo cantar
lo que me viene a la boca
aunque me tilden de loca
yo ejerzo mi libertad.
Las mujeres de mi patria
ya pueden vivir tranquilas
han sido reconocidas
por su fuerza y su coraje,
cantando dejó el mensaje
esta cantora argentina”
Así terminó esa noche
en “El Viejo Tropezón”
después que cada cantor
expuso su parecer
se asomó al amanecer
el primer rayo de sol.
Raúl Terán