
Música recomendada: Antiguo Egipto
Antes de hablar sobre cualquier tema relacionado con el mundo del jardín deberíamos de conocer el contenido y la evolución de esta palabra que se remonta al francés antiguo jart. Un vocablo que designaba un huerto o un espacio diferenciado intencionadamente de un lugar de producción.
El mismo vocablo procede del fránquico gard que designaba un espacio cerrado o cercado y estos dos vocablos unidos son los que nos permiten sugerir que probablemente y en un principio el huerto era considerado un bien tan preciado que necesitaba de la protección de una cerca o empalizada.
Esta primitiva geometrización del espacio surge en un principio de la propia observación corporal, y es que el hombre en actitud erecta determina una línea vertical y otra horizontal si tiene sus brazos extendidos.
Esta intersección de rectas marca una cruz cuyo nexo común es el punto, que es representado geométricamente por el circulo. Una figura geométrica cuyo principio y fin es inexistente. Una figura geométrica que en las culturas antiguas se asocia a los dioses mas relevantes cuya grandeza es ilimitada
Este circulo es interpretado como el receptáculo de donde surgen las aguas primitivas, la fuente de la vida, aguas que transcurren por los brazos de la cruz transformándolos en canales o ríos. Y son todas estas creencias las que añaden a este espacio artificial que es el huerto un carácter sagrado que lo convierte en un espacio, en donde se mezclan cultivos y cultos mágico-religiosos.
Esta mezcla de sentidos y sensaciones es la que alimenta por igual el cuerpo y el espíritu del hombre y cuando este intercambio se produce al unísono es cuando empieza a perfilarse el jardín y queda establecido que su antecesor es el huerto.

Una vez establecidos los principios básicos del jardín pasaremos a comentar que informaciones pueden darnos datos, de cómo fueron los jardines egipcios a lo largo de las dinastías.
La costumbre de hacerse acompañar en su viaje al mas allá de todas sus posesiones hace que existan claros ejemplos de jardines o plantaciones aisladas representados en tumbas y templos, junto a objetos que pueden darnos gran información sobre sus elementos y características.
Un ejemplo son las denominadas casas del alma, o maquetas arquitectónicas de barro, piedra etc. que reproducen con total exactitud la residencia de su propietario y que en el caso de Meketra (canciller del faraón Mentuhotep II) incorporaba su propio jardín, que contiene un estanque rectangular rodeado de siete sicomoros y un pabellón abierto al exterior en cuyo techo hay tres canales destinados a desaguar hacia el estanque la escasa agua de lluvia.
Posteriormente y en época romana continúan empleándose técnicas para recoger el agua de lluvia y en el interior del patio peristilo de las viviendas nos encontramos con el Impluvium.

La diosa Nut, identificada con un árbol, el sicomoro, que protege y nutre. Con sus raíces profundamente arraigadas en la tierra, extrae el agua del suelo y se levanta hacia el cielo actuando como eje del mundo.