Una mañana soleada en pleno mes de enero ofrece un merecido homenaje a John Berger​ organizado por HUERGA y FIERRO Editores​ en la Galería Travesía Cuatro, con la intervención de Ignacio Gómez de Liaño y Antonio Jose Huerga​ y la colaboración de Charo Fierro​, musa literaria del evento. Un cóctel de bienvenida, unas sonrisas y un ambiente agradable por naturaleza.

 

Sobran las palabras y alusiones de afecto y recuerdo a ese gran hombre como era John Berger, un escritor, crítico de arte y pintor británico. Entre sus obras más conocidas están G. (1972), ganadora del prestigioso Booker Prize, y el ensayo de introducción a la crítica de arte Modos de ver, texto de referencia básica para la historia del arte. Dos libros publicados por HUERGA y FIERRO Editores, “Séptimo hombre” (2002) y “Siempre bienvenidos” (2004).

 

En su libro de HUERGA y FIERRO Editores titulado “Siempre bienvenidos” (2004) refleja un viajero incansable, amante de la pintura y de la mujer como ser humano; una personalidad admirable por su talento y maestría hacia las miradas de los artistas donde resalta el matiz de sensibilidad que su ojo ponía en la figura ponía en la forma, la figura, la profundidad.

Para John Berger, el arte incidía en la estética cinematográfica a través del movimiento; lo sorprendente en un momento dado puede ser lo familiar, lo más conocido. El cine nos traslada a un lugar que no puede ser considerado nuestra casa y en medio de ese espectáculo caemos en el abismo maravilloso de ver lo inefable, el refugio de nuestra alma para convertirse en el destierro de la imaginación.

 

Las coordenadas espacio-temporales de su pensamiento le llevan a Berger a plantearse la experiencia objetiva, consciente donde se vive el momento tan larga como profundamente. Se acumulan las experiencias vividas no tanto por la duración sino por su profundidad y densidad.  Ahí aparece el arte y su consideración en diferentes períodos determinados por las circunstancias históricas. Aparecen los pintores y los escritores de referencia de Berger a los que dedica un espacio. Tal vez, Goya sea el amante de su propia pintura o Stendhal incita a que su propio narrador ame a sus personajes, la representación y la imagen tan perfecta de Esopo en el cuadro de Velázquez, la mirada de los ojos al interior en los cuadros de Ribera y Zurbarán, la contemplación de una pintura visible en Piero della Francesca o en Rafael.

 

Un desprecio se vierte de Milan Kundera​ hacia Dios donde según dice John Berger en el libro, “ningún dios hubiera creado una vida en la que es necesario cagar”. Sarcasmo e ironía de un hombre de campo, de ambiente rural donde le gustaba desenvolverse a Berger, el cual encuentra en la tierra el paraíso perdido y anhela  el aroma de las flores y el olor a hierba a pesar de la suciedad y el polvo que recubre los ambientes de la vida; el olor de las lilas y el de la mierda le acompañaron toda su existencia, la polaridad del sentido olfativo.

 

La muerte de sus padres tal y como nos recuerda John Berger en este apasionado libro “Siempre bienvenidos” le da pavor y terror; su madre, una figura emblemática en su vida que siempre creyó que su hijo sería escritor. Una gran mujer, una Maestra en su vida que le enseñó lo más importante de ésta, a creer y soñar siempre en el Amor con mayúsculas.

En las páginas del libro de HUERGA y FIERRO Editores se dibujan los paisajes de la meseta castellana, su amor por los poetas de la Generación del 98, la realidad pictórica llevada al lienzo donde se trasladan los paisajes marrones, ocres y rojizos al mundo de los sueños…y queda la naturaleza viva como un espejo tras la música castellana…a lo lejos.

 

La pintura, el cine, la fotografía es un acto real  en donde el ser somete y sublima su energía por medio del misterio y la catarsis. Los dibujos son la expresión muchas veces de la literatura de John Berger, en donde él vierte la palabra, estudia lo visible, comunica la idea y la configura en la memoria. Así, vemos en este libro la contemplación de las miradas de sus viajes donde los lugares visitados se dirigen hacia el frente con un rumbo de vida y existencia. Sus viajes se dirigen hacia Finlandia, las planicies de Anatolia, el este de Estambul, la meseta castellana de Antonio Machado y quizá a la balconada del mundo vista del cielo azul…

 

Los sueños y anhelos de John Berger se dibujan en su libro “Siempre bienvenidos” donde el alma que yace en él, se dibuja en el firmamento.

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