La Sierra de Huelva, actualmente comprende los municipios de Alájar, Almonaster la Real, Aracena, Aroche, Arroyomolinos de León, Cala, Cañaveral de León, Castaño de Robledo, Corteconcepción, Cortegana, Cortelazor, Cumbres de Enmedio, Cumbres de San Bartolomé, Cumbres Mayores, Encinasola, Fuenteheridos, Galaroza, Higuera de la Sierra, Hinojales, Jabugo, La Nava, Linares de la Sierra, Los Marines, Puerto Moral, Rosal de la Frontera, Santa Ana la Real, Santa Olalla de Cala, Valdelarco y Zufre.

Sus límites son: al este con la provincia de Sevilla, al sur con las comarcas de la Cuenca Minera y El Andévalo, al oeste con Portugal y al norte con Extremadura.

Cualquiera de sus pueblos son destinos extraordinarios para visitar, pero necesitamos de varios viajes diferenciados para poder apreciar algo sus valores naturales, históricos, culturales y por qué no gastronómicos y comerciales.

Especialmente vamos a fijarnos en los valores arquitectónicos e históricos de los castillos de Huelva y especialmente los que conforman la denominada Banda Gallega, nombre con el que históricamente se conocía a gran parte de esta Sierra, en cuanto a su función de complejo defensivo militar desde su conquista a los musulmanes por los reyes cristianos. Denominación nacida como analogía a la Banda Morisca (“La Frontera”) territorio fronterizo de la Corona de Castilla,[ situado entre el reino musulmán de Granada y la Andalucía Bética,  formada por los reinos cristianos de  Jaén, Córdoba y Sevilla. Sin poder olvidar que sus piedras, en muchos de ellos, encierran sus antecedentes romanos y musulmanes.

Se da la particularidad en el caso de la Banda Gallega, de que, una vez consolidada la dominación cristiana de la zona (siglo XIII), surge otro conflicto entre España y Portugal. Razón por la que, el Concejo de Sevilla, para conseguir su defensa, procederá al reaprovechamiento, reconstrucción y construcción de importantes fortalezas, en tres líneas defensivas:

I.- Las de Aroche, Encinasola y Fregenal de la Sierra (única de la provincia de Badajoz).

II.- Los de Torres (en municipio de Cumbres de San Bartolomé), Cortegana y Cumbres Mayores. Y

III.- Los de Aracena, Cala y Santa Olalla de Cala.

Alajar

Mención especial merece, para mí, el de Almonaster la Real, no incluido en ninguna de las líneas defensivas referidas, posiblemente motivado por las peculiaridades de su realidad histórica dentro de la dominación cristiana, concretamente y de forma esquemática las siguientes: En 1.230, la Orden militar del Hospital incorpora Almonaster y otros pueblos de la comarca a la corona portuguesa. En 1.253, con la intervención Papal, se decide que estos territorios pasen a Castilla con la condición de que sean entregados en dote a la Infanta Beatriz de Castilla y Guzmán, que se casa con Alfonso III de Portugal, quién no solo consigue la paz, sino también mantener el Algarbe en poder de Portugal. Ya incluida Almonaster en el alfoz o ‘tierra’ de Sevilla,  el 16 de diciembre de 1.279, en privilegio dado por Alfonso X El Sabio y confirmado posteriormente por su hijo Sancho IV El Bravo, el concejo de Sevilla lo cede, junto con Zalamea al Obispo Don Remondo y al Cabildo hispalense a cambio de Puebla de Cazalla, constituyéndose un señorío episcopal en el territorio de realengo de la Sierra de Huelva, hasta 1.574, año en el que el Rey Felipe II, mediante Bula extendida por el Papa Gregorio XIII, separa Almonaster de la Sede Sevillana. Y después de varias posesiones y ventas entre nobles, es aceptada la petición vecinal  de quedar realenga, mediante Real Cédula de 10 de mayo de 1.580 por lo que la Villa tomó el sobrenombre de Almonaster la Real.

Almonastel La Real

La prolongación en el tiempo del conflicto con Portugal, es lo que justifica que las construcciones defensivas se amplíen al Andévalo y territorios del suroeste, y que se realicen con una arquitectura militar, adaptada a las necesidades derivadas del avance de la artillería,  con nuevos modelos de fortificación, en los que destacan los baluartes. Política defensiva que también se había ampliado con la construcción de iglesias fortificadas, siendo un ejemplo ostensible la Iglesia de San Bartolomé de Villalba del Alcor (S.XV) con antecedentes como Iglesia de los Templarios, construida, a su vez, sobre un templo romano. En su patio se conserva una lápida de Marco Calpurnio.

La Iglesia Castillo de San Bartolomé, es sin duda el monumento más destacado de Villalba del Alcor. Tiene su origen en una rábida o ribat (recinto religioso fortificado) almohade. El conjunto, que data del siglo XV, se sitúa en la plaza de España.
«El castillo tiene dos puertas de entrada, una de ellas ciega, que son de estilo árabe. Así nos descubre el edificio uno de los inventarios más antiguos de la Iglesia.
En su historia pueden elucubrarse varias hipótesis:… es una fortaleza de los caballeros templarios. Lo cierto es que fue una fortaleza: la nave principal de la puerta del Sol, el patio de caballerías y una nave de armas pequeña, así lo indica. En el S.XVI se convierte en Iglesia.
El castillo de Paymogo se sitúa en lo alto del cerro, en el extrarradio del núcleo urbano, y alberga la actual Iglesia Parroquial de Sta. María Magdalena; constituyendo un auténtico hito dentro de la trama urbana y formando el conjunto más emblemático y de mayor aceptación popular de la localidad.

En el siglo XVI se construyen los Fuertes de San Felipe y de San Juan en Encinasola, y el Baluarte de las Angustias de Ayamonte. En 1642 el Castillo de San Marcos de Sanlúcar de Guadiana y hacia 1668 el Castillo de Paymogo, con la particularidad de albergar en su interior la Iglesia de Santa María Magdalena.

Torre de Punta Umbría

Hay que tener en cuenta que tan repetidos conflictos entre España y Portugal, solo son interrumpidos por periodos esporádicos como el que comentábamos anteriormente y más prolongado el que deviene desde 1.580, año en que muere sin descendencia Enrique I de Portugal, provocando un vacío de poder en la corona portuguesa, reclamando Felipe II de España sus derechos dinásticos como hijo de Isabel I de Portugal y nieto de Manuel I de Portugal, con envío de tropas españolas al territorio portugués lideradas por el Duque de Alba y que vencen en la Batalla de Alcántara, a las del pretendiente Antonio I; siendo en mismo año reconocido Felipe II rey de Portugal (1580 a 1598). Esta unión dinástica aeque principaliter (conservando cada reino la supervivencia de sus propias leyes, fueros y privilegios), sumada con los demás reinos hispánicos y territorios coloniales, que abarcaban desde el continente americano, hasta el sudeste asiático, incluyendo colonias en África y la India, produjo la creación de uno de los imperios más grandes del planeta, nombrado: “El Imperio en el que no se pone el Sol”. Unión que continúa con Felipe III de España (II de Portugal: de 1598 a 1621) y con Felipe IV de España (III de Portugal) desde 1621 hasta 1.640, año en el que, consecuencia de la revuelta del duque Juan II de Braganza, a quién ayuda el Cardenal Richelieu, conseguirá hacerse con el trono portugués, gracias a sus victorias en las batallas de Elvas y Villaviciosa, reinando con el nombre de Juan IV de Portugal, y cuya independencia será ratificada con la firma del Tratado de Lisboa de 1668.

Curiosamente en el periodo de unificación de ambas coronas se suman nuevas construcciones militares, consistentes en torres almenaras para defenderse de las continuas incursiones de piratas berberiscos; proyecto concebido durante el reinado de Felipe II, pero que por razones económicas se materializarían en su mayoría en el reinado de Felipe IV, finalizándose en 1638. Concretamente de este a oeste de la costa onubense, las de San Jacinto, Zalabar, la Carbonera, la Higuera, el Asperillo, el Río del Oro (dentro del Municipio actual de Almonte); la Arenilla (en Palos de la Frontera), Punta Umbría (en misma ciudad), el Catalán (Lepe) y Canela (Ayamonte). Todas ellas de similares características arquitectónicas, de cuerpo troncocónico, preparadas para utilizar artillería; destacando las de Punta Umbría y la del Catalán de una mayor complejidad constructiva al poseer dos cámaras superpuestas.

Fuerte de san Juan. Encinasola
Fuerte San Felipe. Foto: José Domínguez Valonero

Esta realidad de luchas entre España y Portugal y de alternancias de poder en determinadas zonas, introducen otra diferencia apreciable entre los conceptos de citada Banda Morisca, que alude claramente a la frontera entre cristianos y musulmanes, conservándose, hoy día, numerosos pueblos con nombres topónimos que  hacen alusión a esa frontera con el reino musulmán de Granada; mientras que la Banda Gallega se refiere a la Frontera entre España y Portugal. Frontera que también recibe el nombre de La Raya (A Raia en portugués); que representa un concepto más amplio que el de simple frontera. Las poblaciones portuguesas y españolas (rayanas), aunque separadas por una frontera política, comparten de alguna manera elementos históricos, culturales y económicos, consecuencia de esa realidad de alternancia de dominio del territorio. No debe soslayarse que Portugal no nace como reino hasta 1.143, tras el Tratado de Zamora, independizándose del Reino de León; y, además, que la reconquista cristiana del occidente de la Península Ibérica, se va materializando mediante la extensión de ambos reinos hacía el sur, sin un establecimiento claro de los límites entre las conquistas que correspondían a cada uno, generando conflictos que, en el tiempo, son resueltos mediante numerosos Tratados.

Castillo de Cartaya
Castillo de Cartaya

La existencia en la Provincia de Huelva de otros castillos visitables hoy día, obedecen a otras razones más específicas como en el caso del Castillo de Cartaya, construido a comienzos del siglo XV por Pedro de Zúñiga, señor de Gibraleón, para vigilar y defender el paso del río Piedras, cuyo control pretendía Alfonso de Guzmán, señor de Lepe. El que servirá posteriormente como refugio de la población ante los ataques de los piratas berberiscos. O el de Niebla, ciudad que, por su importancia histórica, merecerá una visita individualizada; baste resaltar en esta exposición general, el evidente carácter monumental actual de sus murallas y la ciudad entera (romana, árabe y cristiana a la vez), destacando el Castillo de los Guzmanes, construido en 1474 sobre el Alcázar árabe. Tal es la importancia de Niebla monumental dentro de Huelva, que están perfectamente justificadas todas las actuaciones englobadas en un proyecto común denominado como Plan Director de Niebla.

Niebla o de los Guzmán

Pero este preámbulo no puede ignorar que las construcciones actuales son consecuencia de dos factores antagónicos entre sí:

1.- De destrucción. En el siglo XIX se produce un proceso de abandono generalizado de este patrimonio defensivo que provocó la ruina, e incluso la total desaparición de algunos castillos como el de Huelva, utilizado como cantera. Y el deterioro de otros, consecuencia de su uso inadecuado, así caben citar el de Santa Olalla del Cala, utilizado como cementerio desde el siglo XVIII hasta 1916; el de Almonaster la Real, albergando en su interior una plaza de toros desde 1891, y lo que es más lamentable realizada con materiales de su cerca; el de Cala, utilizado para guardar ganado; el de Cartaya, adaptado en el tiempo para usos tan dispares como cementerio, depósito de carbón y madera, almacén, e incluso como plaza de toros. Degradación de tan extraordinario patrimonio, que se agrava con motivo de la Guerra de la Independencia, con sucesos tan lamentables como la voladura en 1812 del Castillo de los Guzmanes de Niebla, realizada por el mariscal francés Soult, o el mal uso del de Aracena.

2.- De defensa del patrimonio, reconstrucción y, o conservación:

2.1.- A nivel nacional:  Decreto del Ministerio de Educación Nacional de 22 de abril de 1949, por el que estas construcciones militares, quedan bajo la protección del Estado, cualquiera que fuese su situación de ruina, dando lugar a un Inventario de Protección de los Monumentos Militares, en el que se registraron unos 5.200 inmuebles en toda España, y  la Ley 16/85, de 25 de junio, de Patrimonio Histórico Español (Disposición Adicional Segunda) calificándolas como Bien de Interés Cultural, categoría Monumento.

2.2.- Con carácter autonómico: La Ley 1/1991, de 3 de julio, de Patrimonio Histórico de Andalucía. Con numerosas actuaciones realizadas a su amparo por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y su Delegación en Huelva, y otras Instituciones como la Diputación y los propios Ayuntamientos.

Castillo de Aracena
Castillo de Cumbres Mayores

Insistir que estas construcciones, son fruto de esa  suma de culturas. Los romanos dejaron en la provincia una red de infraestructuras y fortificaciones que heredaron y reaprovecharon los musulmanes, éstos aunque fundan asentamientos desde los inicios de su invasión en el 711, sus edificaciones empiezan a destacar con la dependencia de este territorio del Califato de Córdoba; poca actividad debió acaecer en el periodo de los reinos de taifas (perteneciendo a los de Sevilla y Badajoz), que darían lugar a la entrada de los almorávides, que llegan a Al-Andalus en el 1090, emprendiendo una serie de proyectos defensivos que se materializarán, en esta zona, por los almohades (años posteriores a 1147), reaprovechando las antiguas fortificaciones romanas como Niebla, Aroche y Cortegana, e incluso levantando Alcázares de nueva planta como los de Aracena, Zufre y Cala. Infraestructuras sobre las que se conformará definitivamente las construcciones militares mencionadas en este trabajo.

Castillo de Cortejana

Un comentario

  1. Es muy facil explicar lo, aparentemente inexplicable para la historiografía oficial española, de “Banda gallega”. Aquel Reino que esa historiografía llama Reino de León (por la sede de la monarquia que efectivamente era León por decisión del rey Ordoño II, Rey en Santiago de Compostela y en Oviedo, como ciudad avanzada y sin ninguna autoridad eclesiástica que interfiriera con la autoridad real como si ocurría en Compostela donde estaba ubicada la cancillería o “inteligencia” del Reino en manos de los clérigos que eran los únicos con cultura en esas épocas) era en terminos territoriales Reino de Gallaecia como figura en todos los documentos europeos e ibéricos, incluidos todos los documentos árabes peninsulares. Efectivamente por los motivos antes indicados la sede real del Reino de Gallaecia fué Oviedo primero y León despues. En ese sentido aparte de multitud de documentos que citan a a esos reis como Rex Galleciae, todos los documentos con información geográfica nos indican sin excepción que tanto Oviedo como León eran ciudades de la Gallaecia cuando por contra ningún documento indica que ciudades gallegas como Tui, Ourense o Lugo fueran ciudades de Asturias o León. Por otra parte los alrredeor de 50 mapas europeos que se conservan de esas épocas en todo ese espacio del NO Peninsular sólo aparece el nombre de Gallaecia o similar (Gallicia, Galleci, etc) frente a la parte ocupada por los musulmanes que se denominaba Spania. Esa es la realidad que multitud de estudiosos gallegos esta a sacar a la luz basada toda en documentos incontestables. Tendo todo esto en cuenta es totalmente normal que se llame a esa banda defensiva “Banda gallega” porque efectivamente era la Gallaecia y no León la que extendia cara el sur en conflicto con Portugal que se independinzara de Gallaecia pese a ser durante muchos años los dos condados (el Portucalense fundado por el gallego Vimara Peres y el Conimbricense fundado por el gallego Hermenegildo Guterres) que dieron lugar a Portugal, parte fundamental de la Gallaecia de donde heredaron su idioma.

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