COMO UN RÍO
Un hombre es como un río:
a la intemperie, solo,
ha de cruzar las cuencas de la vida.
Un hombre siempre viene
del insondable misterio de la Nada,
de la profunda soledad del Tiempo,
y lo mismo que los ríos
se va precipitando
en el mar riguroso de la muerte.
Brota, junto a su cauce,
una rivera fértil de fracasos,
una alameda gigantesca de álamos
que ocultan su canción
y su alegría.
Un hombre es, casi siempre,
una corriente de agua despeñada,
que va a romperse contra los abismos
de sus propias preguntas imposibles.
Del libro “En el mar riguroso de la muerte”
IR HACIA LA VERDAD
Partir,
andar por los caminos
que nosotros pensamos cada día,
porque pensar es caminar al fondo
del mundo que nos puebla y nos impulsa.
Hacer caminos nuevos
con la palabra,
con el dolor y la alegría
de quien cruza el desierto
y al fin encuentra una
fuente de agua cristalina.
Ir hacia la verdad
atravesando el silencio
de las noches oscuras de la vida,
como van los navegantes
en las largas y difíciles
travesías.
Estar alerta siempre
Oteando
Los misterios de la lejanía;
ser peregrinos, romeros
como León Felipe quería,
para que nunca caigamos en el tedio
de las palabras vacías.
Ser peregrinos nuevos
sin temor a la sed ni a la fatiga,
aunque los pies nos sangren
y el cansancio nos rinda.
Del libro “La rueda del tiempo”
PEREZOSAMENTE, LA MEMORIA
Perezosamente, la memoria
me trae imágenes difusas
de cosas y paisajes tan lejanos,
que resulta imposible
saber si acaso los soñé algún día
o fueron de verdad,
como son las montañas y los mares.
El tiempo de la infancia,
tan lleno de esperanza y de fulgores,
emerge del silencio
del gris otoño que me va poblando.
Pero la memoria
se quiebra y esclarece
como una lenta
tarde de lluvia y sol de primavera.
No acierto a comprender
cómo aquel niño
que fui por las riveras y los llanos,
todavía refulge y me recuerda
que el tiempo sólo existe
en los relojes y en los desengaños.
Y es que todo está dentro de nosotros,
remansado en la sangre,
y el tiempo es sólo un viento que recorre
los sueños que sustentan nuestra vida.
Mas la memoria apenas
acierta a esclarecer donde los sueños
confluyen con la historia
del corazón herido
de tanto caminar a la intemperie.
Del libro “La rueda del tiempo”