Un grupo de periodistas y escritores de turismo, miembros de FEPET, celebramos en Túnez un encuentro internacional de turismo donde tuvimos ocasión de contactar con la decadente coyuntura turística que vive este país en la actualidad.
Para reactivar esta situación, tres son los objetivos que se han marcado las autoridades tunecinas en su intento de sacar del pozo al sector turístico, como ha explicado el director de la Oficina Nacional de Turismo, Abdellatif Hamam. Primero, garantizar la seguridad; segundo, combatir el terrorismo (que no es sólo un problema de Túnez sino de toda la Comunidad Internacional) y el extremismo con los recursos propios y la ayuda de sus socios internacionales y, tercero, escuchar a «clientes, amigos y socios» para desarrollar las estrategias que faciliten la «reconstrucción» del sector.

Sidi-Bou-Said. calle tiendas.Túnez. Hanway blog viajes

Ciertamente, desplazar la pesada losa de la desconfianza que bloquea a los turistas para viajar a este país es complicado, a pesar de que Túnez es el único país de los salpicados por las revoluciones de la Primavera Árabe donde la senda democrática se mantiene abierta cinco años después del levantamiento popular. Es más, el cuarteto nombrado para facilitar el diálogo político tras la conocida como Revolución de los Jazmines que puso fin al régimen del presidente Ben Alí fue galardonado en 2015 con el Premio Nobel de la Paz.

Túnez, La Medina. Calle Sidi-Ben-Arous Vue. Sur-la mosquée Hammouda

No debemos olvidar que Túnez es el paradigma de transición democrática tras la primavera árabe de 2011. Es uno de los países más laicos del mundo árabe y sus playas y clubes nocturnos en el Mediterráneo han sido y, de alguna manera, populares entre los visitantes europeos. Pero el turismo ha caído en picado. En lo que concierne a España en 2016, 12.000 españoles viajaron a Túnez frente a los 100.000 que se desplazaban en 2008. Sin embargo, 35.000 tunecinos llegan cada año a España.

Hechas estas apreciaciones previas, tenemos que poner en valor nuestras experiencias durante estos días donde encontramos un gran halo de hospitalidad, seguridad, cariño y atenciones de todo tipo, comenzando por la magnífica compañía aérea estatal Tunisair-fundada en 1948- que utilizamos para desplazarnos a este país magrebí e incluso por su interior como fue el vuelo Isla de Yebra-Túnez, capital, más antigua que la propia Cartago, aunque fue rápidamente eclipsada por la gran ciudad púnica. Tras la conquista árabe se convirtió en la segunda ciudad del país después de Kairouán. A partir del año 1160 pasó a ser la capital del país y comenzóa desarrollar un gran papel intelectual y religioso.

Entrada al café des Nattes

Por qué merece la pena visitar Túnez? Vamos a seleccionar una especie de pléyade de lugares, parajes y sitios de ensueño, que visitamos y que justifican positivamente una estancia en este pequeño país magrebí. Sería imposible en este espacio que nos brinda la Revista La Alcazaba, realizar una somera descripción de todo aquello que nos gustaría escribir para la promoción de Túnez.
En primer lugar, cerca de Túnez observamos la belleza de uno de los pueblos más bellos del Mediterráneo: Sidi Bou Said, localidad costera situada a unos 20 km de la ciudad de Túnez, en una preciosa atalaya desde donde se puede acariciar con la vista una bahía de un nivel estético alto. Es la joya mediterránea de Túnez, situada en el golfo del mismo nombre. Sus calles engalanadas de puestos de venta nativos que ofrecen artesanía, productos de cuero, etc., que ofrecen a los visitantes con la mayor hospitalidad, cercanía y simpatía en el trato.

Interior Sinagoga Ghriba. Isla de Yebra.. Foto: Laura Pastor

Pasear por Sidi Bou Said es un auténtico placer. La calle principal está llena de tiendas de souvenirs y mucho ajetreo de turistas y gente del pueblo, en un ambiente agradable y animado que invita a curiosear, regatear y disfrutar. Es muy típico tomarse un té con menta y piñones en el Café des Nattes (café de las esteras), llamado así porque su suelo está lleno de esteras y que puede que sea el lugar más conocido de la ciudad, visitado en otros tiempos por personajes de la literatura y el arte como Oscar Wilde, Guy de Maupassant, André Guide, Simone de Beauvoir, Le Corbousier, Palu Klee o Paul Sartre, entre otros. Merece la pena visitar asimismo el Café des Delices muy cerca del anterior y con unas vistas magníficas del puerto de Sidi Bou Said.

Rincón de Sidi Bou Said, Túnez. Foto: Laura Pastor

Una de las razones por la que destaca como ciudad turística son las fachadas de sus casas, que desde 1920 deben estar pintadas de blanco y sus puertas y ventanas, de azul celeste. Recordar las huellas presenciales en estos lugares de muchos de los judíos expulsados de España en 1492 por los reyes Católicos y que se refugiaron en los países del norte de África, llevando su cultura y arquitectura, y estableciendo vínculos que a pesar del tiempo siguen manteniéndose con sus influencias notorias.
Cerca también de Túnez visitamos los restos de la antigua Cartago púnica y romana, especialmente las termas de Antonino Pío. Recordemos que Cartago fue “ una importante ciudad de la Antigüedad, fundada por los cartagineses procedentes de Tiro en un enclave costero del norte de África, a 17 km de la actual ciudad de Túnez”.

Termas de Antonino. Cartago

Fundada, pues, por mercaderes fenicios hace casi tres mil años, Cartago llegó a ser una potencia capaz de disputar a Roma la hegemonía del Mediterráneo, dirigida por la familia de los Barca-entre los que destacaron Amilcar Barca, y Aníbal- hasta que los legionarios de Escipión la arrasaron. Siglos más tarde, con Adriano, llegaría a ser la segunda ciudad más importante del Imperio, después de Roma. Tras pasar por numerosos períodos de decadencia y resurgimiento, su soberbio emplazamiento sobre el golfo de Túnez y su clima sin par la han convertido en la actualidad en una ciudad jardín que muestra orgullosa al mundo las ruinas de su glorioso pasado.
Quizá lo más extraordinario de la época fenicia fueran los llamados puertos Púnicos, uno mercante y otro militar, ambos comunicados por un canal. Mientras el puerto mercante estaba jalonado de almacenes y tenía acceso directo al mar, el puerto militar se hallaba encerrado por una imponente edificación circular y una especie de isla artificial techada en el centro, donde se escondían y reparaban cientos de navíos de guerra, que quedaban así ocultos a la vista del enemigo. En la época romana, Adriano convirtió a Cartago en una urbe de casi medio millón de habitantes, que competía con Roma y Alejandría. De esa época, quedan en Cartago numerosas ruinas como las termas de Antonino Pío o el Anfiteatro, aunque ninguna tan importante como el llamado Templo de las Aguas, en Zaghouan, un hontanar de donde se obtenía el agua para abastecer la ciudad por medio de un acueducto de 132 kilómetros, muchos de cuyos tramos aún se encuentran en pie.

 

Danzantes. Isla de Yebra. Foto: Laura Pastor
Museo de Guellala en Yebra, Foto: Laura Pastor

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La isla de Yerba es otro paradigma de belleza natural a destacar por su situación en el Golfo de Gabés, al sur del país- y su historia, que hacen de ella un paraíso de calma y paisajes idílicos. Mediterránea y sahariana a la vez, fascina desde la época de Homero: Ulises probó aquí “el loto”, fruto delicioso que hace desaparecer cualquier deseo de marcharse. Isla cuyo pasado se pierde en la noche de los tiempos y cuyo destacable litoral da a la costa un aire lánguido. Yerba es asimismo un balneario para las variadas actividades en las que practicar a su aire deportes, relajarse o descubrir el relax. Maravilla al visitante por su suavidad y su decorado paradisíaco.
Como hemos apuntado anteriormente, esta isla que encantó el legendario Ulises fue cartaginesa antes de ser romana. Invadida a continuación por los vándalos y los bizantinos, fue conquistada por los árabes en el año 667. En el siglo XI, fue devastada por las tribus hilalianas, venidas de Oriente. En la actualidad, Djerba cuenta con alrededor de 80.000 habitantes y posee unas playas muy bellas que suponen una décima parte del litoral tunecino.
El pueblo judío más antiguo de Djerba, Erriadh, alberga la sinagoga del Ghriba, donde todos los años tiene lugar un peregrinaje que atrae a creyentes judíos de todos los países. Esta sinagoga tiene una de las torás más antiguas del mundo.
En el museo de Guellala, merece la pena visitar los talleres de alfarería donde hay una prensa de aceitunas en perfecto estado. Es uno de los espacios culturales más importantes del país, donde observamos múltiples ejemplos de tradiciones, costumbres, arquitectura, música tradiconal, trajes típicos, etc.

Triunfo de Neptuno que se encuentra en el interior del Museo Nacional El Bardo, fue encontrado en el atrio de una residencia romana en Chebba y está fechado entre los años 130 y 150 d.C.
En él se representan varias escenas, de ahí que algunos lo reconozcan con el nombre de Neptuno y las cuatro estaciones. En el centro de este magnífico pavimento, dentro de un medallón, aparece la figura del dios Neptuno que permanece de pie de manera majestuosa. Está subido en una cuadriga tirada por cuatro vigorosos hipocampos (caballos marinos) y permanece escoltado por las figuras de un tritón a la izquierda, y a la derecha; una nereida (ninfa del mar). No pasan desapercibidos detalles como el halo en la cabeza del dios o el tridente de su mano izquierda. En las esquinas del mosaico, enmarcadas con el dibujo de plantas relacionadas con cada estación (trigo, olivo, vid y rosas), están representadas cuatro figuras femeninas que simbolizan las estaciones del año. Al mismo tiempo, en el centro de los cuatro laterales, se han representado animales y actividades relacionadas con los ciclos agrícolas de cada estación (siembra, cosecha, caza y recolección).

No podemos terminar sin incitar a la visita de El Museo Nacional de El Bardo, situado en Túnez capital, instalado en el antiguo palacio de los beys de esta ciudad. La inauguración oficial del museo tuvo lugar el 7 de mayo de 1888 con el nombre de Museo Alaoui, tomado del soberano reinante Ali Bey (1882-1902). Se trata de uno de los museos más grandes del Mediterráneo, y presenta una variedad de piezas arqueológicas y de la historia de Túnez correspondientes del cruce de muchas culturas a lo largo de varios milenios. alberga una de las mejores colecciones de mosaicos romanos del mundo, verdaderamente excepcionales. Muchos de ellos pertenecen al periodo comprendido entre los siglos II y VI d.C. Entre las obras maestras, «El triunfo de Neptuno», de 13 por 8 metros, del siglo II, el mayor mosaico vertical del mundo. En las tres plantas del edificio, se reparten 34 salas con obras procedentes en muchos casos de las excavaciones arqueológicas de Cartago, Útica, Hadrumetum o Dougga.
Por último destacar la visita realizada a las viviendas bereberes trogloditas de los ksoursos cercanas al desierto del Sáhara y a la frontera con Libia, tras pasar por Tataouine (“manatial de agua”).
Esta región de Tataouine es conocida por la característica arquitectónica de formas redondeadas del color arena. También descubrimos curiosas localidades, a lo largo de la famosa carretera de los “ksour”. Chenini,(una espléndida ciudad bereber construida sobre un imponente promontorio rocoso que domina un valle serpentiforme.) en Matmata encontramos unas construcciones únicas, excavadas en la roca viva: las casas trogloditas.

Tataouine. Ruinas de las viviendas bereberes

Estas viviendas son muy curiosas, un conjunto de galerías cavadas que desembocan en salas bastante amplias. La roca aísla del sofocante calor tunecino de una forma asombrosa, bajando unos 6º o más la temperatura en cuanto damos un par de pasos dentro. Suelen tener un patio abierto al cielo que sirve de separación y comunicación con las distintas estancias de la casa, en una distribución bastante centralizada. Es curioso cómo algunas habitaciones se disponen en forma de litera, teniendo que subir por escaleras a las superiores; una buena forma de ahorrarse trabajo cavando estancias grandes que pueden hundirse fácilmente. El ganado también lo refugiaban en estas construcciones, pero siempre separados de donde viven ellos. En muchas de las puertas hay dibujados peces y una jamsa a modo de símbolos protectores. Contrariamente a lo que se cree, no tienen ningún significado religioso en su origen, que es pagano. El pez es un simboliza la abundancia y la jamsa protege de la mala suerte y el mal de ojo, lo que en conjunto representa un hechizo poderoso. Muchas religiones los han adoptado como propios, pero los bereberes los han usado desde antes de conocer el Islam.
Estos parajes y lugares descritos justifican la presencia turística de los visitantes potenciales a Túnez que desde estas páginas alentamos. No obstante hay muchas cosas que superar en la infraestructura turística actual de Túnez que las autoridades lograrán, sin duda, con el esfuerzo , la inquietud y las ganas de volver a atraer al turismo y superar las cifras habidas en otros tiempos.

Sidi-Bou-Said. calle tiendas.Túnez. Hanway blog viajes

Sidi Bou Said. Tunez, Tunisie

 

 

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